a sus 76 años, Ángel Sánchez Cortés puede presumir de una trayectoria de casi medio siglo repartiendo golosinas por toda Extremadura. No quiere jubilarse. El trabajo es salud para él. También como otros empresarios de éxito comenzó desde lo más humilde, comercializando chucherías en coche por los pueblos. En 1972 abrió una famosa tienda de golosinas en la calle Gil Cordero de Cáceres, junto a la estación de autobuses, que se aprovechaba de su logística. Nace Sánchez Cortés como empresa. En 1988 compró una nave en el polígono de Las Capellanías. Fueron ampliando poco a poco sus establecimientos, que se extendían por toda la comunidad extremeña en centros comerciales. Actualmente, Sánchez Cortés tiene cerca de 3.500 referencias de productos, entre los que destacan sus frutos secos, de una calidad excepcional. Además, sus tiendas disponen de un sistema de exposición que invita al consumo, con expositores siempre llenos.

Valiente

Sánchez Cortés siempre le plantó cara a las situaciones adversas. De hecho, en 2011 era elegido empresario del año por la expansión de su empresa en una situación económica difícil. De hecho, cuando otros despedían, él aumentaba plantilla. En la actualidad sus trabajadores sobrepasan el medio centenar.

Otro punto a su favor es que a través de su cash vende a mayoristas de toda Extremadura, lo que se complementa con las tiendas y también vendedores autoventa por los municipios y vendedores preventa en la capital.

También destacó Sánchez Cortés por imponer el autoservicio en un producto que se compra en muchas ocasiones por impulso. Anualmente puede vender 100.000 kilos de gominolas y su facturación rondar los 6 millones de euros. Ángel es todo un ejemplo de lucha constante por la creación de riqueza con un producto humilde como la golosina.