La tecnología de bombeo en centrales hidroeléctricas se ha consolidado como la mejor alternativa para el almacenamiento de energía, con un rendimiento muy superior a las baterías más eficientes del mercado, que tienen todavía un amplio desarrollo técnico por delante para convertirse en una realidad eficaz de cara al futuro. Las plantas de bombeo constituyen en la actualidad una salvaguarda para el sistema eléctrico, ya que permiten almacenar energía elevando el agua de un embalse inferior a otro ubicado a más altura. Esto hace que se pueda generar una gran cantidad de electricidad de forma rápida, al turbinar el agua de bajada al embalse inferior. Y todo ello sin generar ningún tipo de emisión contaminante a la atmósfera.

Así, la energía sobrante en períodos de bajo consumo se utiliza para bombear agua de un embalse inferior a otro superior, obteniendo una energía de gran calidad que puede ayudar a cubrir las necesidades del mercado durante las horas de mayor demanda.

Iberdrola lidera esta tecnología de generación eléctrica, con una potencia instalada y en construcción de 4.512 megavatios. Esto incluye la capacidad operativa que ya tiene la empresa en España (3.192 MW) y Reino Unido (440 MW), así como los 880 MW que entrarán en funcionamiento en Portugal en los próximos años, cuando finalice la puesta en marcha del complejo hidroeléctrico del Alto Támega.

La capacidad potencial de producción de la potencia con la que cuenta Iberdrola, que incluye tanto bombeo puro como bombeo mixto, es del orden de 5.000 gigavatios hora (GWh), equivalente al consumo de más de 1,5 millones de hogares españoles durante todo un año. Para replicar esta capacidad de almacenamiento se necesitarían aproximadamente 500 millones de baterías domésticas de 10 kilovatios hora (kWh). Asimismo, el coste actual de desarrollo de una central de bombeo es cuatro veces menor que el de las baterías más eficientes.

En esta línea, el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha comentado recientemente que "el almacenamiento de energía será fundamental" en el escenario global de los próximos años. "Los avances tecnológicos en baterías pueden ser parte de la solución, pero hoy en día, el almacenamiento hidroeléctrico de bombeo es la única tecnología eficiente que puede ser implementada a gran escala. Se prevé que la capacidad hidroeléctrica se incremente más del 60% en los próximos 25 años".

En España, la compañía cuenta con la mayor instalación de estas características de Europa: el complejo de Cortes-La Muela, en Valencia. Esta planta consta de siete grupos reversibles que permiten sumar una potencia de turbinación de 1.511 MW --1.390 MW en bombeo--, que aprovechan el desnivel de más de 500 metros que existe entre el depósito superior y el embalse de Cortes de Pallás para generar energía. Además, tiene diversas centrales de bombeo en las cuencas del Duero (Aldeadávila II, Valparaíso y Villarino), del Tajo (Torrejón, Gabriel y Galán y Guijo de Granadilla) y del Sil (Conso, Soutelo, Puente Bibey y Santiago Jares).

ASI SE PRODUCE La energía hidroeléctrica, que se produce a partir del agua y el desnivel de los ríos de manera renovable, limpia y autóctona, se ha adaptado a lo largo de los últimos 100 años al papel asignado en la cobertura de la demanda del sistema eléctrico español, evolucionando desde una energía de base a una energía de punta para ajustarse siempre a los requisitos de flexibilidad y seguridad de suministro requeridos. En nuestro país, ha pasado de representar el 100% de la potencia en los años cuarenta del pasado siglo a cerca del 20% en la actualidad, aportando un 12% de la producción en un año hidráulico medio. Esta tecnología de generación se ha convertido en una energía de calidad, fundamentalmente centrada en producir en los momentos en que el sistema tiene mayores necesidades de energía y en facilitar los servicios de mantenimiento de tensión y frecuencia de la red. El fuerte desarrollo de otras fuentes de producción de electricidad como la eólica o la solar, caracterizadas por un funcionamiento menos predecible, ha configurado un nuevo mix energético en el que las energías de respaldo tienen un peso muy importante en el sistema eléctrico. En este contexto, las centrales hidroeléctricas, especialmente las de bombeo, son un instrumento imprescindible para la correcta integración de las tecnologías de generación intermitente, dada su capacidad de almacenamiento y su gran flexibilidad para aportar energía al sistema con rapidez.