Cavitación es la generación controlada y repetida de microburbujas de vacío en el interior de un líquido, fluido o material fisiológico, seguido de su propia implosión. Este método se caracteriza por lograr romper las difíciles estructuras de los depósitos grasos localizados.

Estas zonas suelen ser resistentes a las dietas de adelgazamiento, dado su carácter de almacenamiento y no son fáciles de eliminar, tampoco, a través del ejercicio o los masajes. La cavitación consigue actuar sobre estas zonas, liberándolas de la grasa. Es un reafirmante muscular y moldeador del cuerpo que obtiene resultados en pocas sesiones de forma totalmente segura.

El principio físico de la cavitación provoca la destrucción de la célula adiposa con la consiguiente transformación de la grasa en una sustancia líquida (diglicérido) que será eliminada a través del sistema linfático y vías urinarias.

Las células grasas se ven expuestas a una sobrepresión, que rompe sus membranas, desencadenando la destrucción de los adipocitos. La grasa que contienen --los triglicéridos-- se fragmenta en diglicéridos, pudiendo ser éstos últimos expulsados a través de la orina. A través de una ´emulsificación´ de la grasa, se consigue cambiar el estado de los depósitos grasos, pasando de sólido a líquido, convirtiéndolos en una sustancia fácil de eliminar mediante la orina. Se aconseja una dieta hipocalórica y la ingesta de al menos dos litros de agua antes y después de cada tratamiento, dado que es una parte imprescindible para poder eliminar la grasa.

El efecto que producen las burbujas es el aumento de temperatura, dado que acumulan energía, hasta que se colapsan e ´implosionan´. Las células adiposas se exponen a esta energía, y por lo tanto se destruye de forma selectiva la grasa con la consiguiente transformación de la esta sustancia líquida, que después será eliminada a través del sistema linfático y urinario. Si se combina este procedimiento con el ´endomasaje´, terapia subdérmica o drenaje mecanizado, se genera una succión sobre la célula y se produce un estiramiento del tejido, aportando oxigenación a la zona, así como una mejor irrigación sanguínea.

Este tratamiento permite por efecto ´sonoforético´ una penetración de los principios activos y enzimas de cosméticos, consiguiendo un aporte muy importante de nutrientes muy beneficiosos para el organismo. Es muy recomendable realizar un drenaje en la zona justo después de la sesión para ayudar a la eliminación. No necesita anestesia y está dotado con la máxima seguridad con un diagnóstico y un control previo realizado por el propio aparato. Permite resultados visibles a partir de la tercera sesión y con un efecto duradero. Se trata de un sistema que asegura eficacia y estabilidad a lo largo del tiempo. Por otro lado, la cavitación incorpora ultrasonidos de baja frecuencia, que logran romper el tejido graso sin dañar la microcirculación. A través de las ondas que propagan vibración de ultrasonidos, se genera una sucesión de burbujas que crean una compresión estable capaz de separar los nódulos grasos, romper la membrana de los adipocitos y emulsionar la grasa que albergan.

Acción de la cavitación con Active Pro. La cavitación presenta el efecto de un micromasaje de muy alta frecuencia, de 10 a 45 MHz para los tratamientos de celulitis, lo que prácticamente equivale a un masaje celular.

Tiene efectos térmicos, mecánicos (con elevada potencia se emplea para producir la litotricia), y químicos, en especial mediante liberación de sustancias o aceleración de reacciones metabólicas.

En el tratamiento de la celulitis la cavitación presenta tres efectos importantes:

1. Acción de transformación gel-sol, es decir, por su actuación especial sobre los geles, fluidifica el depósito líquido, densificado y espesado, de la celulitis, haciéndolo más apto para su evacuación circulatoria.

2. Estímulo circulatorio, en especial venoso y linfático, que ayuda a la eliminación del líquido citado.

3. Acción antifibrina, manifestada en otras indicaciones de la cavitación y que en la celulitis ayuda a la reducción de las placas y de las adherencias fibrosas formadas en la evolución del tratamiento.

La cavitación precisa, para su administración la colocación de un gel de contacto, que evite la interposición del aire entre cabezal de aplicación y piel, e iguale, en lo posible, la impedancia acústica de ambos. La cavitación hace penetrar a través de la piel, las moléculas situadas en este gel (sonoforesis: transporte por el sonido). Esta propiedad se utiliza aplicando geles con antiinflamatorios, vasodilatadores periféricos, etcétera.

En estética se puede aplicar la cavitación utilizando geles o cremas anticelulíticas (no pomadas), que proporcionarán un efecto aditivo o sinérgico, según los casos, sobre la zona tratada.

PROTOCOLOS DE TRABAJO El tratamiento completo tiene una duración de una hora y treinta minutos aproximadamente.

Se empieza tratando la zona con un manípulo indicado para las grasas más superficiales, y a la vez podemos colocar las placas de cavitación pasiva en otras zonas.

Seguiremos trabajando la zona con otro manípulo indicado para las capas más profundas donde se encuentran las grasas que llevan más tiempo almacenadas.

A la vez estamos realizando la reflexología podal para activar el metabolismo linfático que ayudará a la evacuación de las grasas licuadas con la cavitación.

Después procederemos a realizar un drenaje corporal con el tercer manípulo que lleva incorporada la dermosucción+cavitación con esto conseguimos la evacuación de los líquidos que se generan por efecto cavitatorio.

Es aconsejable beber un litro de agua antes del tratamiento y dos litros las siguientes horas después del mismo. Las sesiones pueden realizarse cada tres días. El tratamiento se puede acompañar con productos naturales diuréticos drenantes o depurativos.