Cada año se añaden nuevas citas al selecto calendario de la Fiestas de Interés Turístico Regional. Se trata de acontecimientos con tradición y relevancia suficientes para ser considerados atractivos turísticos y que, a la vez, ponen de manifiesto la cultura y las tradiciones populares de Extremadura. Actualmente hay 56 Fiestas de Interés Turístico Regional, a las que hay que añadir otras once, con rango nacional y dos con reconocimiento internacional.

El pasado mes de julio la Consejería de Economía a Infraestructuras de la Junta de Extremadura decidió aumentar el número de Fiestas de Interés Turístico Regional, por supuesto, tras un informe favorable de los técnicos. Se trata de La Matanza de Llerena, la Semana Santa de Zafra y la Bajada y Novenario de la Virgen de la Montaña.

La primera de estas fiestas es todo un homenaje al cerdo ibérico, animal totémico de la dehesa extremeña, así como de la abundante gastronomía en torno a este. La plaza de España de Llerena -frente a la iglesia de Nuestra Señora de la Granada- se convierte en todo un crisol de actividades culturales, gastronómicas, folclóricas y tradicionales que se dan la mano en esta fiesta. Llerena se llena de miles de visitantes llegados de todos los rincones de la geografía extremeña y nacional. A principios de marzo, se vive uno de los momentos más importantes de la cultura gastronómica regional: se trata de una matanza didáctica, que este año cumplirá sus bodas de plata. Un cuarto de siglo se lleva celebrando este acontecimiento que conserva y explica toda la liturgia de la matanza al público. Además, simultáneamente se desarrolla una Feria del Embutido, que este año llega a su vigésimo segunda edición. Una vez concluido el despiece didáctico, comienza una inconmensurable degustación de carnes y probadillas del cerdo, acompañadas de un cocido extremeño de fama nacional. Igualmente, la plaza está repleta de diferentes estands de productos de la zona, lo que confiere a este acontecimiento una proyección económica. La banda de música anima la jornada. Los participantes, por un precio simbólico, disfrutan de las viandas con un plato de cerámica conmemorativo. Es una jornada de convivencia de toda la zona. Los orígenes de esta celebración se encuentran en el decreto de expulsión de los judíos, a finales del siglo XV, cuando el municipio tenía con un buen número de hebreos conversos. Para hacer una demostración pública de que se habían convertido al cristianismo, se instituyó la matanza del cerdo en plena calle y a los ojos de todos, acto que se ha perpetuado con el paso de los siglos.

La segunda de las incorporaciones al selecto calendario de las Fiestas de Interés Turístico Regional es la Semana Santa de Zafra. La ‘Sevilla Chica’ extremeña no solo es famosa por su Feria Internacional Ganadera y por su Festival de la Luna al Fuego. Tiene en su Semana Santa un gran atractivo turístico -a la par que religioso- que ha sido reconocido tras dos años de intenso trabajo desde el Ayuntamiento de Zafra. Desde la Junta Superior de Cofradías su presidente, Francisco Javier García Apolo, recordó cuando se otorgó el reconocimiento que se han esforzado mucho en presentar novedades e incrementar las actividades: concursos de saetas, de escaparates y de fotografías, mejora de la revista y, como prioridad, el esfuerzo de cada cofradía en darlo todo al salir a la calle a evangelizar. La Semana Santa de Zafra moviliza a 6.000 cofrades y representa al completo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Salen por su casco histórico el Domingo de Ramos dos procesiones de la Cofradía de Jesús Orando en el Huerto, Corazón Doloroso de María y Entrada Triunfal en Jerusalén. El Lunes Santo, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima de la Amargura. El Martes Santo, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y María Santísima de las Angustias. El Miércoles Santo, la Hermandad y Cofradía del Milagroso Cristo de la Humildad y Paciencia y María Santísima de la Salud.

El Jueves Santo hay dos cofradías que salen por las calles de Zafra. Primero Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza; y, de madrugada, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de los Desamparados y María Santísima del Mayor Dolor (El Silencio). La Semana de Pasión sigue el Viernes Santo con otros dos desfiles: primero la Cofradía del Santo Entierro de Cristo Yacente y María Santísima de los Dolores; y, posteriormente, la Asociación Virgen de los Dolores (La Soledad). Se cierra la Semana Santa el Domingo de Resurrección con el Santísimo Cristo de los Afligidos (El Resucitado). Todo ello se desarrolla en el casco antiguo zafrense, declarado Conjunto Histórico-artístico desde 1965.

La incorporación de jóvenes en la Junta Superior de Cofradías y la participación de costaleros en todos los desfiles procesionales han dado un nuevo impulso a la Semana Santa de Zafra en los últimos años. En total, ocho cofradías y diez procesiones únicas que movilizan a toda la ciudad. Se trata de una de las Semana Santa más antiguas y con mayor tradición de cuantas hay en Extremadura.

Finalmente, en el selecto club de las Fiestas de Interés Turístico Regional ha entrado la Bajada de la Virgen de la Montaña y su Novenario, también un acontecimiento popular y religioso que aúna tradición y cultura en una festividad que trasciende a lo religioso y que cuenta con seguidores en todo el mundo. Además, entre los motivos de la declaración, que se produjo en julio de 2018, se incluye el marco patrimonial en el que se celebra la bajada de la Virgen y que le da un valor añadido único a la pasión que viven los cacereños por la Patrona.

Tiene lugar en el mes de abril, diez días antes del primer domingo de mayo, cuando la Patrona de Cáceres se traslada desde su santuario de la Montaña hasta la Concatedral de Santa María donde se le dedica un concurrido novenario. Los regidores reciben a la Patrona en Fuente Concejo, donde se le entrega el bastón de mando, convirtiéndola en alcaldesa de la ciudad durante su estancia en ella. Desde allí hasta su llegada a la plaza Mayor es agasajada por miles de cacereños que se deshacen en vítores, flores y cánticos, con especial protagonismo de la tuna, en un entorno con categoría de Patrimonio de la Humanidad. Los miembros de la cofradía de la Patrona son los encargados de cargar a hombros la imagen durante los cerca de cinco kilómetros de recorrido. Llevan unos característicos hábitos azules y blancos. El bastón de mando de la ciudad es devuelto al regidor en la subida o regreso de la Virgen de la Montaña a su santuario, desde el que preside la ciudad.

Todas las instituciones civiles, religiosas y militares reciben con honda devoción a la patrona de Cáceres, que llega pasando por una alfombra de flores, en medio de una ciudad engalanada.

Una de las tradiciones más singulares es que la Virgen de la Montaña luce cada día del novenario un manto distinto. Tiene 134. Los devotos ‘juegan’ a adivinar el color del mismo, en una curiosa costumbre. Desde 2012 los cacereños llevaban intentando este reconocimiento. La primera bajada de la Virgen de la Montaña está documentada en 1641.

De otro lado, la fiesta de Las Carantoñas de Acehúche ha subido un escalón más y ha logrado el Interés Turístico Nacional. En ‘Las Carantoñas’, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en 1987, se mezcla la tradición cristiana con elementos paganos. Además, los “vistosos disfraces” con los que los habitantes de Acehúche celebran su fiesta están “cargados de simbolismos”.