La Peña Amigos del Flamenco de Extremadura atesora un patrimonio documental, bibliográfico y sonoro único en el país. Más de 2.000 volúmenes, 45.000 archivos sonoros, una colección de guitarras centenarias y una actividad de difusión y publicación de discos y libros reconocida con premios nacionales. Su presidente, Federico Vázquez es una enclopedia andante de flamenco. Lo vive con pasión, como sólo puede sentirse el flamenco.

--¿Qué papel desempeña una peña como Amigos del Flamenco de Extremadura en la difusión de esta cultura?

--El caso de esta peña es muy singular, porque tenemos un patrimonio que pocas tienen, ni siquiera en Andalucía. Nuestra misión es escuchar el flamenco y tratar de difundirlo en su forma más genuina. Eso permite también traerse un cantaor a la propia peña. También ayudamos a aquellos que de alguna manera quieren iniciarse en el flamenco tanto como oyentes como practicantes.

--Tienen en la sede del Extremadura Hotel una biblioteca y una colección de guitarras espectacular...

--Tenemos guitarras centenarias, de diferentes escuelas constructoras. Entre ellas están dos guitarras francesas, unas de ellas de la época romántica, una vihuela de la época de los Reyes Católicos y un laúd árabe y otro egipcio. De la misma manera contamos con una biblioteca de 2.000 volúmenes, entre ellos cancioneros y romanceros únicos y un ordenador donde se pueden escuchar 45.000 cantes flamencos.

--¿Qué tiene el flamenco extremeño que lo hace particular?

--Los dos cantes genuinos de aquí, los jaleos y los tangos. Con motivo del 25 aniversario de la Asamblea de Extremadura editamos un libro sobre el tema que recibió el premio nacional. Conjuntamente con el ayuntamiento de Zamora y de Cáceres acabamos de publicar un estudio de Antonio Mairena que también aspira a este reconocimiento.

--¿Por qué se mantiene vivo el flamenco?

--Cuesta mucho trabajo entrar en él, es muy complicado. Pero una vez dentro, te engancha. Requiere, como todo, dedicación y tiempo. Este año en el curso con la Uex han participado 34 alumnos. Asisten más mujeres que hombres, curiosamente. Les invitamos al concierto de guitarra y al festival. A partir de cierta edad la gente es más proclive a incorporarse. Sobre los 40 años se asientan los gustos. La gente joven entra más en lo que es la zona de ritmo.

--¿Qué le parece la fusión?

--La fusión lo que conduce es a la confusión. Es como al que le gusta el vino o la gaseosa. Cada cosa es diferente. Si se mezcla el resultado ni es vino ni es gaseosa, aunque también pueda estar bueno. Es verdad que muchos medios de comunicación sonoros han confundido el flamenco de gasolinera con lo ´jondo´, que es algo que ha ido evolucionando con el tiempo. Nosotros partimos de 32 cantes básicos, la columna vertebral del flamenco, que tienen unas 750 variantes, producidas a lo largo de 250 años de historia. Eso es evolucionar y aportar creatividad. Para eso hay que tener capacidad.

--¿Qué futuro tiene el flamenco?

--Es espléndido, sobre todo a partir del reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. Cuando entras en el flamenco y te enganchas es una cuestión de sentimiento, fundamentalmente. Hay un golpeteo que te produce una vibración en el cuerpo. Esa es la obligación de las peñas: Mantener las esencias y ser capaz de transmitir el flamenco.