La pandemia por la covid-19, está resultando una emergencia de salud pública de gran impacto nacional e internacional. Este impacto alcanza no sólo factores biológicos y económicos, sino también de tipo psicosocial.

Es previsible que a consecuencia de la pandemia de la covid-19 haya un aumento de alteraciones emocionales como reacciones naturales a la situación de amenaza o peligro vivida:

• A nivel físico: Cefaleas, contracturas musculares, agotamiento físico, molestias gastrointestinales, etcétera.

• A nivel emocional: emociones desagradables como miedo, nerviosismo, tristeza, frustración, culpa, irritabilidad, etcétera.

• A nivel comportamiento: dificultad para el descanso y el sueño, dificultad para el autocuidado, evitación de situaciones o personas…

• A nivel de pensamiento: dificultades de concentración y de memoria, dificultades para tomar decisiones, pensamientos obsesivos, etcétera.

Dichas reacciones no indican que se trate de un trastorno mental, sino que en la mayoría de los casos son respuestas normales a situaciones de estrés y, por tanto, no necesitarían un tratamiento psicológico ni psiquiátrico.

Esto no es incompatible con las posibles situaciones que pueden presentarse en población vulnerable o personas ya diagnosticadas de algún problema de salud mental previo, que pueden experimentar desajustes a nivel de sueño, ansiedad, desbordamiento emocional, bajo estado de ánimo, dificultades de adaptación a la situación actual, etcétera, en mayor intensidad y duración, lo cual sí podría indicar la necesidad de intervención de un especialista de la Salud Mental.

«Para mejorar el afrontamiento de las alteraciones emocionales mencionadas, como ciudadanos y profesionales sería deseable favorecer la difusión de estrategias que protejan nuestra Salud Mental, al igual que ponemos en marcha elementos que protegen nuestra salud física. Esas estrategias son tarea de todos, ciudadanos, sanitarios, profesionales de diferentes sectores esenciales, medios de comunicación, etcétera. Una de ellas es favorecer las redes de ayuda naturales (familia, amigos, comunidad) donde se puedan expresar esas reacciones que hemos descrito y que son comprensibles y esperables. Otra podría ser evitar la difusión contagiosa de información no rigurosa y basada en bulos y contradicciones, aspectos que favorecen el miedo y dificultan el autocuidado, mermando la capacidad de resiliencia de las personas», informan desde la Subdirección de Salud Mental y Programas Asistenciales del SES.

Toda la información y material para descarga en la página del Servicio Extremeño de Salud Mental https://saludextremadura.ses.es/smex.