-Se ha calificado el 2018 como el mejor año turístico de las últimas tres décadas ¿qué hay de realidad en esa afirmación?

-Si valoramos el año turístico a través de las cifras de viajeros y de pernoctaciones, es evidente que el año 2018 ha sido el que ha registrado los valores más elevados de ambas magnitudes desde que existen registros estadísticos. En consecuencia, sí que podemos decir que 2018 ha sido el mejor año turístico de los últimos treinta años. Sin embargo, no es un resultado sorprendente, toda vez que el turismo ha sido la actividad económica que mejor ha resistido a la crisis y que en los últimos años, y concretamente en 2018, se está produciendo un claro proceso de recuperación económica. En definitiva, la evolución de las cifras del sector turístico depende tanto de las especiales características del mismo como, sobre todo, del ciclo económico en el que se desarrolla.

-Hay dos datos que sobresalen en 2018. El primero es el crecimiento de las pernoctaciones internacionales, la mayor del país, con un 14,03%. Otro porcentaje es el incremento del número de viajeros, en el que solo nos supera Cantabria. ¿Qué lectura hace de estos dos datos?

-La lectura es que el mercado turístico extremeño se encuentra todavía en una fase alcista y de claro crecimiento, a diferencia de lo que ocurre en otras comunidades autónomas, en las que el sector turístico está muy consolidado. Así, en una región como Extremadura, en la que el volumen de viajeros o de pernoctaciones internacionales es todavía muy reducido en comparación a las cifras nacionales, un pequeño aumento en términos absolutos de estas magnitudes puede generar un gran incremento en términos relativos, circunstancia que no sucede en otros mercados turísticos, en los que el volumen de viajeros extranjeros es considerablemente mayor al que se registra en Extremadura. Por tanto, las variaciones interanuales registradas en el sector turístico extremeño en los últimos años no son más que un síntoma del ciclo del mercado en el que se encuentra el sector en la actualidad.

-¿Qué metodología emplea en el análisis de los flujos turísticos en Extremadura?

-La cuantificación de los flujos turísticos que llegan a Extremadura (número de viajeros, número de pernoctaciones, estancia media, grado de ocupación de los establecimientos, etcétera) se realiza a partir de la información estadística contenida en los microdatos de las encuestas de ocupación en hoteles, en alojamientos rurales, en apartamentos turísticos, en campings y en albergues, que elabora periódicamente el Instituto Nacional de Estadística. A partir de los datos regionales y provinciales, se lleva a cabo también un proceso de imputación y de recalibrado de los mismos para estimar el volumen de flujos turísticos en los diferentes territorios en los que se divide la región desde un punto de vista turístico (grandes ciudades, norte de Extremadura, etcétera).

-¿A qué niveles estamos en cuanto a oferta?

-A tenor de las cifras anuales de ocupación que registra la oferta de alojamientos turísticos de Extremadura, dicha oferta es, en la actualidad, adecuada a la demanda, especialmente en el caso de los alojamientos rurales. Otra cuestión diferente es que el propio carácter estacional de la actividad turística, junto con criterios poco racionales en la ubicación de algunos de estos alojamientos, haga que determinados establecimientos alcancen niveles de ocupación cercanos al 100% en momentos muy puntuales del año, mientras que otros, por el contrario, registren ocupaciones mínimas durante la mayor parte del año. Algunos estudios realizados por investigadores en turismo de la Universidad de Extremadura han demostrado que existen en la región desequilibrios entre la oferta y la demanda de alojamientos turísticos, que deberían ser corregidos lo antes posible para beneficio de los establecimientos y para la mejora de la imagen turística de la región.

-¿Cuál es a tenor de los datos que manejan el perfil del viajero que visita a Extremadura?

-El perfil del viajero que visita Extremadura no ha experimentado grandes cambios en los últimos años. Sigue siendo un turista mayoritariamente nacional, procedente principalmente de Madrid y con una estancia media que, dependiendo de la época del año y del tipo de establecimiento en el que pernocte, oscila entre los 1,5 y los 3 días. Además, su principal motivación sigue siendo la visita cultural y el conocimiento del medio rural extremeño, por lo que el turismo cultural y el turismo rural siguen siendo las dos modalidades turísticas más practicadas por los viajeros que visitan la región.

-¿Cree que astroturismo, observación de aves y el empleo de apps tiene alguna repercusión en las cifras de turismo o son solo ‘golpes de efecto’?

-Para que una determinada tipología turística genere un impacto real sobre las principales cifras macroeconómicas del turismo es necesario que exista una masa crítica de demanda lo suficientemente elevada. Así, de la misma forma que la observación de aves sí que tiene una demanda (aunque sea potencial) realmente importante, debido a la gran cantidad de sociedades ornitológicas que existen, sobre todo, en Centroeuropa, otras modalidades turísticas, como el astroturismo, no tienen, al menos por el momento, una demanda lo suficientemente importante como para que se genere en torno a ella una oferta turística. En consecuencia, de la misma forma que la observación de aves podría llegar a tener un efecto significativo sobre las cifras de visitantes (siempre y cuando se sepa atender adecuadamente a esta demanda mediante la creación de servicios de oferta competitivos, tanto en el ámbito del alojamiento como en el de la restauración o en el de las actividades guiadas y complementarias), no parece que, por el momento, estos nuevos segmentos de demanda, como el astroturismo vayan a tener un efecto estadísticamente significativo sobre las cifras de visitantes.

-¿Cuál cree que es la mejor fórmula para aumentar el número de pernoctaciones?

-El aumento de las pernoctaciones está ligado a la oferta de actividades complementarias y de ocio que se pueda ofertar en la región. La mayor o menor estancia de los turistas en un territorio no está condicionada tanto por el tipo de alojamiento en el que se hospede, ni por los recursos turísticos que tenga cerca, ni, incluso, tampoco por el restaurante en el que coma, como por la experiencia turística que viva en el destino. En este sentido, es absolutamente necesaria la creación de un mayor número de empresas de actividades complementarias, que vendan “experiencias” y que sean capaces que convertir los recursos de la región (que son muchos y muy variados) en productos turísticos (que son pocos y no se comercializan adecuadamente). Solo de esta forma será posible que los visitantes, ante la existencia de una oferta amplia y atractiva de actividades de ocio en la región, decidan quedarse 3, 4 o 5 días entre nosotros, en lugar de hacerlo sólo 1 o 2 días como está ocurriendo hasta el momento.

-¿Qué tendencias son las que cree que se van a imponer en el mundo del turismo en el futuro?

-El turismo es una actividad que está evolucionando a un ritmo vertiginoso en los últimos tiempos, especialmente en lo que a hábitos de viaje y a expectativas y motivaciones de los turistas se refiere. En la sociedad de las comunicaciones en la que vivimos, las nuevas tecnologías están jugando ya un papel esencial en la actividad turística. A la cabeza de ellas, internet y las redes sociales están cambiando la forma de entender el turismo.

La comercialización on-line de productos y servicios turísticos y la imagen turística de los destinos en las redes sociales condicionan absolutamente el comportamiento del turista actual y lo seguirá haciendo en el futuro. Se estima que en el año 2020 más del 70% de los turistas elegirán destino, reservarán alojamiento y comprarán anticipadamente productos y servicios turísticos a través del móvil. El turista 3.0, que se caracteriza por el uso casi exclusivo que hace de teléfonos inteligentes o de tablets, por su conexión permanente a la red, por su participación activa en las comunidades on-line, por la autoplanificación de los viajes y de las actividades a realizar en los mismos desde casa, por su confianza ciega en la opinión de otros turistas y por la búsqueda continua de experiencias que le enriquezcan personalmente, ya está aquí, y ha llegado para quedarse. Sin embargo, hay determinados destinos turísticos que, lejos de posicionarse en el mercado como destinos turísticos inteligentes, siguen basando su desarrollo turístico en herramientas tradicionales, y que no tiene en cuenta todavía, o lo hace de forma insuficiente, la influencia que este turista 3.0 tiene en la actualidad, y que se potenciará muchísimo en un futuro próximo, condicionando de manera absoluta el funcionamiento de los mercados turísticos actuales.

-¿Llegaremos a los 2 millones de turistas?

-Es evidente que la cifra de los dos millones de turistas en la región se alcanzará tarde o temprano, puesto que el mercado turístico extremeño se encuentra en una clara fase alcista o de crecimiento, a diferencia de otros mercados receptores que están saturados. De todas formas, el crecimiento de las cifras de visitantes no es tan importante como el aumento de los ingresos por turismo, es decir, de lo que el turista gasta en el destino. Por ello, de nada sirve que las cifras de turistas se incrementen de forma espectacular si los ingresos por turismo crecen de una forma mucho más moderada. Incluso se podría dar la paradoja de que el número de turistas aumente, mientras los ingresos por turismo se contraen. Es más, una reducción en el número de turistas no tiene por qué ser una mala noticia siempre y cuando ello no implique una reducción en los ingresos por turismo. Por ejemplo, España cerró el año 2018 con menos turistas pero con más ingresos por turismo que el año 2017. En consecuencia, la magnitud que debería preocupar a los responsables públicos y privados del turismo extremeño debería ser los ingresos por turismo, y no tanto las cifras absolutas de turistas.

-¿Cree que proyectos como Elysium tienen viabilidad en Extremadura?

-Las macromagnitudes asociadas a este proyecto, que se han dado a conocer últimamente, en términos de inversión, de generación de empleo, etcétera, son tan extraordinariamente elevadas en el ámbito del sector turístico extremeño (integrado por pequeñas empresas, con un número reducido de empleados y con inversiones no excesivamente cuantiosas, salvo excepciones) invitan a ser escépticos en relación a este tipo de macroproyectos. Si bien es cierto que si finalmente se convierte en realidad, el impacto que éste tendrá sobre las principales cifras económicas del turismo extremeño será extraordinario (hasta el punto de que podría marcar un punto de inflexión en el sector), no es menos cierto que las enormes deficiencias de conectividad y de medios de transporte que sufre la región, la falta de formación y capacitación del mercado laboral extremeño y las trabas medioambientales que podrían surgir a lo largo de la puesta en marcha del proyecto (como ya ha sucedido en otras ocasiones) podrían poner en serio riesgo la viabilidad social y económica de este macroproyecto.