Evidentemente no. Las especies exóticas no tienen por qué ser siempre invasoras. El hombre ha introducido, durante siglos, especies exóticas, principalmente especies agrícolas y ganaderas. Quién diría que el tomate, el arroz o el maíz, hoy día cultivos tan habituales en el paisaje extremeño sean especies exóticas, pues sí, el maíz y el tomate llegaron en barco desde el continente americano durante la época de los descubrimientos, y el arroz, gracias a los árabes, alrededor del año 800 antes de Cristo, fue traído hasta España. La gallina es otro de esos casos de especies exóticas, que de origen asiático y traídas por los romanos, se ha utilizado como especie ganadera hasta nuestros días. Pero lejos de causar ningún impacto negativo, sino todo lo contrario, estas especies han pasado a formar parte de nuestra cultura alimentaria enriqueciéndola profusamente. Así pues si tanto las especies exóticas como las exóticas invasoras son especies que de forma intencionada o no han sido introducidas por el hombre en un lugar determinado ¿qué es lo que las diferencia realmente? La principal diferencia es que las especies invasoras, aun siendo exóticas, consiguen llegar hasta el medio natural o urbano y reproducirse, constituyendo así poblaciones naturalizadas y provocar un impacto negativo sobre alguna especie o el propio ecosistema, o bien sobre la económía o la salud. Un ejemplo de esta diferencia lo encontramos en dos especies relativamente comunes y cercanas, como son el periquito común (Melopsittacus undulatus) y la cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Ambas especies han sido introducidas como mascotas en nuestras casas y muchos ejemplares bien por escapes o por liberaciones intencionadas han llegado a nuestros parques e incluso al medio natural. La diferencia radica en que no se conocen poblaciones reproductoras de periquitos, quedando así pues como una especie exótica, y en cambio la cotorra argentina, en ciudades como Madrid y Barcelona, se han convertido en una auténtica plaga causando numerosos daños en infraestructuras, impactando negativamente sobre otras especies de aves silvestres y pudiendo ser un riesgo para la salud humana por la transmisión de enfermedades.