Si existe una fecha que debe presidir el calendario del municipalismo ésa es el 3 de abril. En 1978, tras cuatro décadas de alcaldes elegidos casi ‘a dedo’ durante el régimen del dictador Francisco Franco, la democracia abrió una puerta a la esperanza para los ciudadanos. El 3 de abril de 1979 se convocaban por vez primera a las urnas a todos los ciudadanos son excepciones para que eligieran a sus alcaldes y concejales. Fue un momento histórico.

España vivía el proceso de transición democrática, con el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno y la legalización de los partidos políticos. En 1977 se habían celebrado elecciones a Cortes Constituyentes y el 6 de diciembre se había aprobado la Constitución de 1978. Algo había cambiado en todo el país que daba pasos de gigante gracias a la llamada política de consenso. Se había votado una Constitución que aún sigue en vigor con algún retoque, aunque cada más se escuchan voces para una reforma en profundidad. El 3 de abril de 1979 los ciudadanos con derecho a voto tenían una cita con las urnas. Cuarenta años después merece la pena echar la fiesta atrás y reflexionar sobre los logros conseguidos.

Desde entonces ha habido muchas citas electorales: 1983,1987, 1991, 1995, 1999, 2003, 2007, 2011 y 2015. El 26 de mayo de 2019 se celebrará la próxima gran consulta a los ciudadanos sobre sus alcaldes en todo el territorio nacional. Ese mismo día se celebrarán otras elecciones de distinto ámbito administrativo, como las elecciones autonómicas en trece comunidades autónomas de España (todas excepto Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia). A estos comicios hay que añadir la elección de las personas representantes a las diputaciones provinciales (elegidas por los partidos políticos), los Consejos Insulares (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera), Cabildos Insulares (El Hierro, Fuerteventura, Gran Canaria, La Gomera, La Palma, Lanzarote y Tenerife) y Juntas Generales (Álava, Guipúzcoa y Vizcaya).

Hace ya 40 años que los ciudadanos fueron convocados a las urnas dentro del paraguas que le ofrecía la Constitución de 1978 y eso significó el inicio de una gran transformación política, social y económica para todo el país. También para la provincia de Cáceres.

Un salto de gigante

El salto, desde entonces, ha sido de gigante, especialmente en lo referente a la relación de los administrados con los ayuntamientos. Los alcaldes se han convertido en representantes accesibles y la llegada de las nuevas tecnologías han abierto nuevos canales de comunicación con la administración local. Los ayuntamientos se han dotado de infraestructuras y equipamientos, han construido casas de cultura, residencias de ancianos y fomentado el deporte y la participación ciudadana los principales acontecimientos de la vida local.

Otro bastión importante ha sido el desarrollo que se ha experimentado a través de los programas Leader y Proder en estos años, que se han canalizado a través de la Red Extremeña de Desarrollo Rural y los agentes de desarrollo local. El resultado han sido muchos proyectos, generalmente empresariales, que han hecho de nuestros pueblos espacios desarrollados.

Desde pueblo más recóndito a la ciudad más poblada han sido testigos del gran desarrollo del municipalismo, que no es más que una consecuencia de la democracia. El diario ‘Extremadura’ fue testigo de ese día histórico. En su edición vespertina del 3 de abril de 1979 hablaba de «Normalidad electoral», aunque destacaba una participación escasa al mediodía. El que fuera alcalde de la ciudad durante 20 años aparecía votando durante una jornada que se calificaba como «tibia». La portada del día siguiente daba cuenta de la victoria nacional de UCD en 30 capitales, mientras que el PSOE solo lo lograba en 10. A nivel provincial, UCD lograba alcaldías en 130 municipios, mientras que el PSOE 41. 47 alcaldes independientes se alzaban con la victoria.

El próximo 26 de mayo hay una nueva cita con las urnas, con un panorama político mucho más fragmentado, en la que la gran ganadora será, como en los últimos 40 años, la democracia.