Cuando suba al trono de la Virgen Negra una columna de incienso quemado mientras los escolanos de Campanario entonan el Magníficat , el arzobispo primado Braulio clausurará el II Año Santo Guadalupense. Será durante el solemne pontifical del próximo día 8 de septiembre, que ya barruntamos por estas serranías extremeñas al paso de los romeros. Es el broche de gratitud por tantos dones recibidos de manos de la Mater Misericordiae , tantas plegarias oídas, tantas zancadas andadas por los doce caminos de peregrinación guadalupeña, tantos sudores vertidos desde la apertura de la Puerta Santa, el 5 de septiembre del año pasado, a mediodía.

Volver la vista atrás y evaluar lo que aconteció entre nosotros durante este Año Santo es apresurado y atrevido. Estas convocatorias son eminentemente espirituales, y sólo Dios, en compañía de su Madre, sabe lo que obró (si le dejaron) en cada persona que buscó su rostro y la indulgencia regeneradora. Los frailes de Guadalupe sí hemos sido testigos de las romerías traídas por obispos y párrocos (y cuando ellos mismos subieron peregrinos), del fervor de las gentes, de las horas de confesonario, de las largas filas que guiamos hasta el trono de la Virgen tras las nutridas misas del peregrino, de los miles de trípticos y estampas distribuidos... Y de lo que hemos visto y oído, con el nombre de sus diócesis, vicarías, parroquias, hermandades, colegios y asociaciones, queda memoria en las crónicas publicadas en nuestra centenaria revista Guadalupe (1916-2016), el mejor arcón de memorias que ha labrado esta Casa.

Justo es reconocer el interés con que la Comisión episcopal de Migraciones, el Departamento de Santuarios, Peregrinaciones y Piedad popular, y, sobre todo, los obispos y el clero de las dos provincias eclesiásticas, Toledo y Mérida-Badajoz, han acudido al reclamo del Santuario; han sido ellos los artífices de este Año Santo, y sólo espero que el Real Monasterio brindase el calor de la acogida y las estructuras precisas para el feliz éxito de cada peregrinación. A la difusión del evento contribuyeron ABC, Hoy, El Periódico Extremadura, las revistas Ecclesia , Vida Nueva , Miriam y Guadalupe , los cuatro semanarios diocesanos, el canal TV de nuestra diócesis primada y 13TV, además de numerosas páginas electrónicas. Tendríamos que aprender, sin embargo, de nuestras carencias actuales. El santuario de Guadalupe tarda en disponer de una Oficina del Peregrino que acoja e informe, emita las credenciales con rapidez y procure el acompañamiento pastoral adecuado; precisa un albergue con literas para completar las instalaciones de aseos y duchas existentes, y un patio de peregrinos más sombreado y amueblado que el actual; quisiera disponer de más confesores y mejores guías de peregrinos, con nuevo ardor, método y expresión para difundir el Evangelio y la devoción universal a Santa María de Guadalupe.

Aunque sea un aspecto que decididamente he orillado desde el principio, por no considerarlo de mi competencia pastoral, lamento que las autoridades regionales y locales no pongan en el Guadalupense o Guadalupeño ni el 10 por cien que otras derrochan en el Jacobeo, el Lebaniego o el Caravaqueño. En todos ellos, sin necesidad de sotanas de por medio, políticos y empresarios saben aprovechar el tirón de sus acontecimientos religiosos de gran relevancia, poniendo lo que les corresponde.

En el de Guadalupe, además, han tenido alguna ocurrencia de la que mejor no hablar. A este paso, las vacas volverán a beber solitarias en la plaza Mayor.