Si un colectivo profesional está siempre en primera línea en la lucha contra el covid-19, ése es el de los sanitarios y sociosanitarios. En principio, podríamos pensar que se reduce a médicos, auxiliares y enfermeras, pero esa actividad abarca multitud de categorías profesionales, tales como: Licenciado en Medicina, en Farmacia, en Odontología y en Veterinaria; diplomado en Enfermería, en Fisioterapia, en Terapia Ocupacional, en Podología, en Óptica y Optometría, en Logopedia y en Nutrición Humana y Dietética; Técnico Superior en Anatomía Patológica y Citología, en Dietética, en Documentación Sanitaria, en Higiene Bucodental, en Imagen para el Diagnóstico, en Laboratorio de Diagnóstico Clínico, en Prótesis dentales, en Radioterapia, en Salud Ambiental y en Audioprótesis, y Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería y Farmacia, entre otros muchos. Todos ellos son la fuerza de choque frente al covid-19 y mantienen un contacto directo con los enfermos y asintomáticos. En ellos están depositadas las esperanzas de los familiares de los afectados, realizan los test para detectar el virus y serán, cuando exista una vacuna efectiva y fiable, quienes la administrarán a la población.

La respuesta de los profesionales sanitarios extremeños ha sido -como en todo el territorio nacional- un ejemplo que merece el máximo reconocimiento de la sociedad. Con la pandemia del covid-19 la salud se ha colocado en el centro de nuestras prioridades. También ha revelado la «importancia de cuidar a los que nos cuidan, y a todas esas personas que se han dejado la piel, y hasta la vida luchando contra el virus en diversos frentes», señala el decreto de concesión de la Medalla de Extremadura.

Efectivamente, a algunos sanitarios les ha costado la vida. A mediados de mayo fallecía en Cáceres el doctor Sebastián Traba (65 años), nacido en Coria, que trabajó más de veinte años en Zarza de Montánchez y en el centro de salud de Valdefuentes. Llevaba ocho años en el centro de salud de este barrio cacereño, en el que se atiende a entre 23.000 y 25.000 pacientes, pues aglutina varias barriadas del sureste de la ciudad, así como las localidades de Torreorgaz y Torremocha. A pesar de estar en edad de jubilación había pedido prorrogar su ejercicio profesional. Ese gesto es revelador de la vocación de servicio de Sebastián Traba.

El 14 de mayo sus compañeros y sus pacientes le rendían un emocionante homenaje a las puertas del centro donde trabajaba y que ha cambiado su nombre por el de ‘Centro de Salud Sebastián Traba’. Silencios, aplausos y un lazo negro a las puertas del centro daban testimonio del hondo pesar que su fallecimiento por covid-19 causaba a ciudadanos y sanitarios. El 23% de los infectados en la región en los momentos más críticos eran profesionales de la salud, lo que revela su alto grado de exposición.

Además, el coste de los que luchan contra el virus en primera línea es emocional. Los sanitarios -que en ocasiones se enfrentaron sin las protecciones necesarias y sin la preparación especializada- en muchos casos han necesitado de la ayuda profesional de los psicólogos, pues presentan cuadros de ansiedad, depresión, miedo, insomnio, estrés postraumático, por citar solo algunas patologías.

Raquel Rodríguez Llanos, presidenta del Colegio de Enfermería de Cáceres: «Aunque parezca mentira, somos el colectivo más numeroso del sector sanitario. Las enfermeras y los enfermeros atendemos a los pacientes con criterios y cuidados profesionales, durante las 24 horas del día. Eso hace que siempre haya una enfermera a la cabecera de cualquier paciente, esté enfermo o esté sano. Desde el Colegio de Enfermería, en nombre del colectivo al que represento, nos ha llenado de satisfacción y orgullo la Medalla de Extremadura. Es un honor poder recibir esta distinción, sobre todo porque reconoce la gran labor realizada en nuestra comunidad».

La falta de equipos de protección individual ha sido una de las reclamaciones, al menos en los primeros momentos del brote epidémico. Al respecto, explica Rodríguez Llanos: «Todas las profesiones sanitarias y específicamente enfermeras y enfermeros hemos vivido situaciones muy complicadas. Se trataba de una enfermedad desconocida y nos desbordó la situación. No solo me estoy refiriendo a sistemas de protección. Desde el punto de vista técnico, había que establecer medidas y protocolos. Aparte, las enfermeras tenían que asumir, además de su rol como enfermeras, sino como personas en sus entornos familiares. Por esa situación hemos pasado todos los profesionales, aunque especialmente la enfermería, que estábamos en primera línea. Poco a poco fueron surgiendo los protocolos y conociendo mejor la pandemia. Las enfermeras y los enfermeros de la provincia de Cáceres han hecho mucho más que trabajar: han tenido un compromiso social, más allá de sus responsabilidades profesionales. Hemos estado cerca de los pacientes en el momento de su fallecimiento, cuando han estado solos o no han tenido acceso a visitas. Allí tenían cerca la mano de la enfermera que le atendía. Eso también ha sido un desgaste emocional muy grande. Nos hemos adaptado a situaciones muy complicadas con nuestra fortaleza y conocimientos. Ahí reside la grandeza de nuestra profesión», concluye la presidenta del Colegio de Enfermería de la Provincia de Cáceres.

El presidente del Colegio de Médicos de Badajoz, Pedro Hidalgo, señala: «Los médicos no somos héroes. Somos servicios esenciales. Supongo que el reconocimiento que ha realizado la Junta de Extremadura hacia los médicos, junto con el resto de profesionales sanitarios ha venido después de escuchar los aplausos. Hubiera sido bueno que también hubiera escuchado a los colegios profesionales. No sé si premian nuestra actitud, la de ahora o la de antes. Lo de ahora ha sido lo que se ha hecho siempre. De hecho, si nos retrotraemos a la gripe del 1919 murieron muchos médicos. La actitud del médico siempre es la misma: estar donde tiene que estar. Está marcada por la profesión y el código deontológico. Lo que quizá se olvidó es que se ejercía a diario. Son personas extraordinarias que se ponen de manifiesto en momentos extraordinarios. Esa es la actitud callada del médico, que es la que ha desatado los aplausos, que han sido los que han removido la concesión de la Medalla de Extremadura».

Los Colegios de Médicos de Cáceres y Badajoz han emitidos comunicados conjuntos durante los momentos más duros de la pandemia. «Los colegios de médicos, pues así nos obliga el código deontológico, hemos dado nuestra opinión para hacer lo mejor entre todos. La sociedad confía en nosotros como la profesión más valorada no lo hubiera interpretado de otra manera. Hemos advertido sobre lo que podía ocurrir. Entonces estábamos desprotegidos y lo dijimos. Se nos confundió con normas y decretos, muchas veces contradictorios. Los médicos dieron la talla y la siguen dando. Los médicos acumulan consultas y trabajando en atención primaria llevando la carga de los compañeros. El nuevo modelo de atención nos está suponiendo un cambio muy importante: la audiomedicina, atender al paciente sin verlo. Es un ejercicio de responsabilidad muy importante. Entiendo que la medalla es el culmen a una labor que ha quedado patente durante la pandemia. Ser médico es una profesión, no un trabajo y hemos estado en primera fila».

El presidente del Colegio de Mérdicos de Badajoz, Pedro Hidalgo, recuerda que el Servicio Extremeño de Salud ha tenido pérdidas como la del facultativo Sebastián Traba, que fue compañero suyo de promoción. «Falleció por estar en primera línea, pero tampoco hay que olvidar que hay profesionales médicos que se han contagiado y que quedan con unas secuelas enormes para el resto de su vida. Y eso solo sucede a quienes están en esa línea de atención. Por eso, siempre defendimos que se reconociera el contagio no como una enfermedad común, sino una enfermedad profesional o en accidente de trabajo, porque estábamos en el tajo. Nosotros estamos muy expuestos, delante de un paciente que pueden ser portadores asintomáticos de la enfermedad. No nos defendemos de los pacientes, nos protegemos de los contagios. Y ahí está la grandeza de la profesión, marcada por su código deontológico».