Muchos viajeros que llegan a Garrovillas de Alconétar lo hacen atraídos por la fama de su plaza mayor porticada, ejemplo de arquitectura rural de la edad media con categoría de Monumento Histórico-Artístico (siglo XVI), pero si deciden probar algunos de los platos típicos de la zona, seguro que quedan atrapados por el auténtico sabor de los fogones de antaño. Gastronomía sencilla, pero embelesante, por la que desfilan platos como la chanfaina, el frite, la ensalada de morujas, las tencas, el escabeche o las migas. También tienen una gran fama en la zona dulces como las quesadillas (rellenas de almendra y huevo) o los cagajones (un tipo de mantecado exquisito). Muchos son los que se llevan a su casa estos dulces para poder disfrutar de esta muestra de la repostería auténticamente artesana, amasados con mimo por las monjas jerónimas.

Cualquiera de los establecimientos de restauración de la zona ofrecen una buena muestra de cocina popular. Lo mejor es empezar ´tomando las once´ en la plaza conocida popularmente como La Laguna, mentidero local donde junto a su cerveza o vermut le pondrán de aperitivo torreznos, pajarilla o patatera.

Uno de los grandes atractivos de la gastronomía de la comarca de Tajo-Salor-Almonte es la tenca, pez de charca de sabor único. Precisamente, este verano se celebró en Garrovillas de Alconétar la Fiesta de la Tenca, de Interés Turístico, que va rotando entre los municipios de la mancomunidad cada verano. La fiesta tiene un concurso de recetas así como de pesca.

No obstante, la mejor época del año para visitar Garrovillas de Alconétar es a mediados de agosto, coincidiendo con las fiestas de San Roque. La plaza porticada se cierra con talanqueras para que mañana, tarde y noche los vecinos demuestren su habilidad en la lidia tradicional.

Por supuesto, en la oferta gastronómica de la zona destaca la Torta del Casar, queso con Denominación de Origen Protegida (DOP), que se elabora exclusivamente con leche de oveja y cuajo vegetal. Gastrónomos de todo el mundo vienen a la zona en busca de estos manjares cuya limitada y artesanal producción los hace muy codiciados.

Los quesos frescos de vaca, jamones ibéricos, morcillas, buches, patateras y otros embutidos también gozan de merecida fama entre los viajeros y amantes del buen yantar en la zona. La caza igualmente es otra fuente de inspiración culinaria en temporada.

Para Cuaresma Garrovillas de Alconétar tiene platos con sello propio como el potaje garrovillano (elaborado con judías, garbanzos, bacalao y espinacas), arroz con patatas y bacalao, el moje de peces o el escabeche de bollos. Platos contundentes y recetas transmitidas de generación en generación.

Tras la comida, lo mejor es dar un paseo y ver las iglesias de Santa María de la Consolación y San Pedro o tomar un café en el Palacio de Alba de Liste, en la plaza porticada, actualmente Hospedería Puente de Alconétar.