El deterioro económico que sufrió Extremadura durante la crisis cambió la situación de su economía profundamente. En los años previos a la crisis, la economía crecía a una tasa media del 3,5% al año con un elevado nivel de ocupación medio anual de 380.000 personas. De 2008 al 2014, el PIB regional cayó una media del 0,6% anual acompañado de una intensa destrucción de empleo, unos 8.000 empleos al año, que se centró en sectores de baja productividad, y que llevó la tasa de paro desde el 18% en 2008 al 30% en 2014, lo que hizo presagiar que la competitividad de nuestra economía en el exterior se reduciría al afectar a la estructura productiva de la empresa extremeña. En concreto, en 2008 se registró un déficit comercial que fue coyuntural debido al escaso crecimiento del PIB de la zona euro, principal mercado de nuestras exportaciones. Sin embargo, desde ese año, el saldo comercial positivo ha aumentado, la tasa de cobertura en 2017 fue del 159% (por cada euro que se destina a la compra de bienes del exterior, ingresamos 1,6 euros por la venta de nuestros bienes fuera) en comparación con el nivel alcanzado del 92% a comienzos de la crisis en 2008.

Esta mejora de la tasa de cobertura se ha debido, por un lado, al aumento de las exportaciones en un 34% al término de la fase recesiva en 2014 con respecto al 2008, último año de la etapa expansiva, convirtiéndose así en el motor de la recuperación de la economía regional, y, por otro lado, a la bajada de las importaciones, por la menor actividad económica, para repuntar solo a partir del 2014 al presentar la economía regional tasas de crecimiento positivas del PIB. Este dinamismo exportador, logró que los distintos gobiernos regionales pusieran el foco sobre la internacionalización de la empresa, pero desafortunadamente no consiguió el sostenimiento de los niveles de empleo, debido en gran medida a que las empresas extremeñas basaron su estrategia en el ajuste de plantilla, para aumentar la productividad, y en la devaluación salarial, para ofrecer precios más competitivos.

Son varias las razones que explican el aumento de las exportaciones a pesar de la crisis económica y del alto nivel de paro en la región: primero, la depreciación del euro con respecto al dólar desde abril de 2008, por el escaso crecimiento del PIB de la zona euro, que aumenta la competitividad de los productos europeos frente a los de la competencia. Segundo, el esfuerzo de la empresa regional en buscar un mercado alternativo al nacional, para paliar la bajada de ventas en este, y por la mayor competencia en el mercado regional de bienes importados con la incorporación a la UE de nuevos países como Rumania y Bulgaria en 2007. Estos factores favorecieron una profunda transformación tecnológica y organizacional en la empresa extremeña que aumentó su productividad, llevándola hacia una mayor especialización. Tercero, el poco volumen de ventas en países-mercados expuestos a un elevado riesgo político (por ejemplo, América Latina con los casos de Venezuela o de Argentina con la expropiación de la empresa española YPF) y a un alto riesgo regulatorio a la importación, como es el caso de Rusia.