En el marco de su histórico compromiso con las tecnologías de generación de energía más limpias, Iberdrola ha ratificado recientemente, a través de sus perspectivas estratégicas para el periodo 2016-2020, su apuesta por la energía eólica marina (u offshore) y la hidroeléctrica de bombeo, el método más eficiente de almacenamiento de energía a día de hoy.

La compañía ya es un líder mundial en el ámbito de las energías renovables, con cerca de 14.800 megavatios (MW) de potencia instalada a cierre de 2015, fundamentalmente a través de parques eólicos instalados en tierra (onshore) y puestos en marcha en países como España, Estados Unidos, Reino Unido, México y Brasil.

Iberdrola, cuyo liderazgo en el ámbito energético responde a una permanente apuesta por la innovación -invirtió, sólo en 2015, 200 millones de euros en I+D+i-, está liderando en estos momentos la segunda revolución que encara el sector eólico, que trata de exportar al mar, a través de proyectos de gran calado por las cuantiosas inversiones y los desafíos tecnológicos a los que se enfrentan, el modelo que tan buenos frutos ha dado en tierra firme.

De hecho, Iberdrola ha sido la primera empresa eléctrica española en poner en marcha una instalación eólica mar adentro, la de West of Duddon Sands (WoDS), en Reino Unido, disponiendo, además, de otras dos iniciativas en firme: las de Wikinger, en Alemania, que protagonizará uno de los FOROS informativos organizados para los accionistas con motivo de la Junta General 2016, que se celebrará el 8 de abril en Bilbao, e East Anglia, también en UK.

Líder en almacenamiento de energía en Europa gracias al bombeo. Por otro lado, Iberdrola es líder en almacenamiento de energía, con 4.400 MW instalados mediante tecnología hidroeléctrica de bombeo y cuenta, además, con la mayor instalación de estas características de Europa: el complejo de Cortes-La Muela, en Valencia.

Estas plantas suponen una salvaguarda para el sistema eléctrico, ya que permiten almacenar energía potencial a través del llenado, mediante el bombeo, de agua de un embalse a un depósito superior, lo que posibilita comenzar a generar gran cantidad de electricidad en un tiempo de respuesta muy rápido, al turbinar el agua de bajada al embalse. Y todo ello sin generar ningún tipo de emisión a la atmósfera.

Cuando la central funciona bombeando, eleva agua del embalse inferior y la almacena en el superior. De esta forma, al poder transformar agua en energía almacenada, se realiza una mejor explotación. Partiendo de la energía sobrante en períodos de bajo consumo, se obtiene energía de gran calidad, que puede ayudar a cubrir las necesidades del mercado durante las horas de mayor demanda.

En su discurso ante los analistas con motivo del Investor Day del pasado 24 de febrero, Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, comentó que "el almacenamiento de energía será fundamental" en el escenario global de los próximos años. "Los avances tecnológicos en baterías pueden ser parte de la solución, pero hoy en día, el almacenamiento hidroeléctrico de bombeo es la única tecnología eficiente que puede ser implementada a gran escala. Se prevé que la capacidad hidroeléctrica se incremente más del 60% en los próximos 25 años. El coste de esta tecnología en la actualidad es cuatro veces menor que el de las baterías más eficientes".

Para el periodo 2016-2020, la compañía seguirá adelante con el proyecto hidroeléctrico del Alto Támega, en Portugal, que añadirá una capacidad de 1.160 MW de almacenamiento por bombeo. La inversión ascenderá a 1.600 millones de euros y la planta estará operativa en el año 2023. En España, y además de La Muela, Iberdrola cuenta con diversas centrales de bombeo en las cuencas del Duero (Aldeadávila II, Valparaiso y Villarino), del Tajo (Torrejón, Gabriel y Galán y Guijo de Granadilla) y del Sil (Conso, Soutelo, Puente Bibey y Santiago Jares).