En esta zona de inmejorable microclima, generaciones de artesanos creamos día a día con paciencia y sabiduría el mejor jamón ibérico del mundo: el jamón ibérico de Monesterio.

El jamón ibérico es, por reconocimiento y aprecio popular el mejor jamón, ya que cada pieza es fruto de muchos factores, ninguno de los cuales deben faltar ni fallar: color, aroma, consistencia, salazonado, veteado y jugosidad.

Sólo una minuciosa crianza, engorde y sacrificio de nuestros cerdos, seguido de una perfecta curación de nuestras piezas, puede garantizar al máximo la calidad de cada una de ellas. Para nuestros artistas artesanos, este proceso es similar a la creación de una escultura, un cuadro e incluso una sinfonía: cuya fuente de inspiración proviene de nuestras dehesas de veranos cortos y frescos e inviernos fríos y secos, con una vegetación autóctona, centenarias encinas y ancestrales alcornoques.

Es en estas dehesas, donde el cerdo ibérico como la más sabrosa bellota, fruto que entrevera de grasas sus carnes dando su característico sabor. Aquí el verdadero cerdo ibérico, con su fisonomía y color característicos (diferente por completo a todas las razas del cerdo) crece acompasadamente sin cebados intensivos, llegando al sacrificio, que es realizado por la más estricta norma sanitaria en matadero.

Las cumbres altas y ventiladas de Sierra de Tentudía, Aguafría y el Castillo, pertenecientes a Sierra Morena, circundan la comarca de Monesterio, contribuyendo a crear un microclima ideas e inigualable para nuestros secaderos naturales y bodegas tradicionales. Todo el proceso de curación del jamón de Monesterio atraviesa por una diaria y celosa vigilancia, regulada por expertos artesanos, teniendo muy en cuenta factores del clima exterior como son la temperatura y humedad.

Día a día ventanas y puertas de nuestros secaderos y bodegas se "abren más o menos sople el aire de nuestras sierras, llueva o haga sol, nieve o granice", operación que muestra el virtuosismo de maestros artesanos ayudados por la madre naturaleza junto a una sabiduría transmitida de padres a hijos.

"Una maestría tanto aprendida como innata, un orgullo sabido y pausado, un arte tradicional, no por azar. El orgullo y el arte del saber hacer las cosas bien. La ética de lo bien hecho".