fernando Durán es presidente de la Sociedad Micológica Extremeña desde hace tres años. Nació en Las Villuercas y estudió en el IES Augustógriba de Navalmoral de la Mata. Ha dado clase más de tres décadas, además de publicar libros de micología y flora. Junto a él un colectivo de más de 300 aficionados vela porque los extremeños conozcamos los secretos del reino de los hongos.

-La candidatura de la Sociedad Micológica fue propuesta por la Asociación por la Defensa de la Naturaleza Extremeña (Adenex), pero no fue la única.

-Sí, la propuesta la hizo Adenex, que es una sociedad hermana, pues solo tiene dos años más que nosotros y este año celebra el cuarenta aniversario de su fundación. Para la concesión de la Medalla de Extremadura se necesita que un organismo proponga la candidatura, pero después ha habido apoyos. De hecho el presidente Guillermo Fernández Vara, me comentó que la candidatura había tenido muchos, algunos de ellos procedentes de ayuntamientos, y no sólo extremeños, también había alguno portugués y alguno andaluz también. Igualmente, hemos recibido apoyo de universidades, de centros de profesores, de institutos, de asociaciones micológicas españolas y alguna italiana, asociaciones culturales de toda España y Portugal… Esos apoyos por escrito sumaban ciento diez. Más la campaña de firmas abierta en nuestra web, con mil cuatro personas han desembocado en este reconocimiento. Hemos tenido un gran apoyo popular.

-¿Qué hay en el estudio de las setas que contribuya a la conservación y defensa de la naturaleza?

-La mayoría de los aficionados de acercan al mundo de las setas por la gastronomía. Pero la importancia principal de las setas es que en los distintos ecosistemas se conectan con árboles y arbustos y se intercambian sustancias. Los árboles necesitan la ayuda de los hongos. Las orquídeas por ejemplo, con 25.000 especies, si no fuera por unos hongos no pueden germinar. Los hongos en reciprocidad también reciben beneficios y esto ocurre en todos los ecosistemas. Bosques y pastizales gozan de buena salud gracias a los hongos. Las conexiones en suelo son fundamentales para el mantenimiento de la biodiversidad. A eso añadimos que en Extremadura -bien por micológos invitados o nuestros- se han descubierto 17 especies nuevas para la ciencia recientemente. Por cierto, que algunas de ellas tienen en sus nombres resonancias extremeñas como el Odonticium Monfragüense o una criadilla de tierra llamada Terfezia Extremadurensis. Extremadura es vital para tomar conciencia de la diversidad mediterránea. Tenemos unos bosques en buen estado de salud gracias a que tenemos muchas setas.

-¿Qué ha significado para los miembros de la Sociedad Micológica Extremeña conseguir a la primera este gran reconocimiento?

-Mucha alegría. La gran mayoría de los miembros conocían la campaña, pero eran conocedores de la dificultad de conseguir una Medalla de Extremadura por la abundancia de candidaturas. Reconoce el trabajo de investigación y de divulgación que realizamos. Nos dedicamos sobre todo a trasladar esos conocimientos a los aficionados que gustan de salir al campo y quieren saber qué setas hay en nuestra tierra y cuáles se pueden aprovechar. Tampoco puede olvidarse el papel que tenemos en la prevención de intoxicaciones, con carteles, campañas y conferencias. De hecho, nuestros especialistas asesoran a los hospitales cuando se presenta algún caso de intoxicación.

-Los Lunes Micológicos han cumplido ya tres décadas en Cáceres. ¿Cuál es el secreto para perdurar en el tiempo?

-Las generaciones siguientes están tomando el relevo con normalidad. Los que empezaron hace treinta años han llevado a sus hijos y ahí seguimos. Ahora mismo uno de los investigadores principales, Antonio Mateos, ha salido de los Lunes Micológicos de Cáceres. Se acercó a aprender y hoy es uno de los principales micólogos de la región, junto con otros muchos.

-¿Cuáles han sido los principales hitos de la Sociedad Micológica Extremeña?

- Desde nuestros comienzos tenemos el Día de la Seta de Extremadura que es un fin de semana de otoño, de carácter itinerante y que celebramos en pueblos y ciudades de las dos provincias. Tiene muchos alicientes porque se sale al campo y hay conferencias, degustación y visita cultural. Pero también tenemos una versión de esta jornada en primavera, porque no todas las setas salen en otoño. Extremadura tiene variedades seteras exclusivas de esta estación. Somos el primer productor del mundo de criadillas de tierra y las exportamos. Otras setas propias son el gurumelo, los rebozuelos, las colmenillas… Además de los Lunes Micológicos, organizamos la edición anual de carteles y el boletín informativo, así como muchas conferencias en colegios y pueblecitos. Yo incluso he dado alguna charla en agosto, durante las fiestas veraniegas.

-¿Con qué apoyos cuentan para el desarrollo de sus actividades?

-En principio con la cuota que pagan los miembros de la sociedad, que son treinta euros, y que este año hemos subido a treinta y cinco por vez primera en mucho tiempo. También contamos con colaboraciones, pocas, de la Junta de Extremadura, ambas diputaciones, centros de profesores…

-¿Por qué las setas despiertan tanto interés entre los farmacéuticos y en veterinarios?

-Farmacéuticos y veterinarios forman parte de la vigilancia de nuestra salud. Ellos tienen el deber y la obligación de conocerlas. De hecho, fueron cinco farmacéuticos los que iniciaron la asociación en marzo de 1981. Hoy en día tenemos miembros de cualquier profesión. Por ejemplo, Antonio Mateos, ha trabajado en urbanismo. Cualquier persona hoy en día puede sentir curiosidad por este mundo, aunque farmacéuticos y veterinarios estén obligados a conocerlas.

-¿Ante una seta que hay que hacer para clasificarla?¿Hay que olerla, partirla?

-Sí, todo eso hay que hacerlo. Incluso hay que analizarlas desde abajo y sacar la base por si acaso tuviera una volva como es el caso de las amanitas, entre ellas alguna mortal como la phalloides . Se trata de características macroscópicas, aunque también podría analizarse con el microscopio, pero eso es más difícil. Y no solo hablamos de características visuales, sino también olorosas. Hay que confrontarlas con la información de los libros, pero también con la experiencia de micólogos que han salido al campo. Las fotos de los libros a veces no reflejan todas las características. Un buen libro siempre ayuda, pero también un aficionado con muchos años.

- Las setas tienen una clara vertiente gastronómica. ¿Se saben cocinar bien las setas en Extremadura?

-Ha cambiando mucho en los últimos cuarenta años. Ya se saben qué setas van mejor con determinados platos, cuáles van mejor en crudo o con pescados. He trabajado veinticinco años como profesor en la Universidad Laboral de Cáceres y durante veinte en la Escuela de Hostelería se celebraron las jornadas micrograstronómicas en las que los alumnos aprenden a identificarlas y hacen una clase práctica preparando distintos platos.

-¿Cualquier puede ir al campo a buscar setas o hace falta una preparación previa?

-Cualquiera puede salir al campo, pero no todo el mundo puede comerse las setas que recoge si no tiene conocimientos previos. De ahí el éxito de nuestras jornadas formativas. A la Amanita Phalloides aunque sea una seta mortal no debemos darle una patada porque cumple una función en el ecosistema. Debemos fotografiarla o dibujarla. Y comer setas sin conocerlas puede ser un auténtico suicidio.

-¿Qué consejos daría a los que se van a iniciar en este campo?

-En la Sociedad Micológica estamos a disposición de los extremeños. No hace falta pagar la cuota para asistir a las jornadas. Es un mundo que, en principio, puede parecer difícil pero que luego se pueden dominar las principales especies. No hay que ser un experto y conocer medio millar de especies, sino que lo importante es conocer cinco especies comestibles y, por supuesto, las tóxicas más habituales en nuestros ecosistemas. Con eso ya se puede salir al campo.

-También pueden convertirse las setas en un nicho de mercado. ¿Está a favor de la producción industrial?

-Las setas son un importante recurso económico para Extremadura. Hace cuatro años fui con alumnos a una factoría en Moraleja a conocer sus instalaciones y cuando abrimos las puertas recibimos una bocanada de aroma a boletus que nos dejó sorprendidos. Ese día estaban procesando 20.000 kilos de esta especie, que iban a trasladar a Italia en un camión frigorífico. Las setas son un aporte económico en zonas deprimidas. Y muchos viven todo el año de lo que consigan en temporada. Nosotros trabajamos con la Junta en una doble vertiente. Por un lado, nuestros técnicos han colaborado con la Dirección General de Medio Ambiente en la redacción de un decreto para la regulación de la recogida de setas. Igual que la caza y la pesca están reguladas también tiene que estar la recogida de setas. El decreto estaba ultimado hace un par de años y no sabemos por qué no acaba de publicarse. Ya lo hay en otras comunidades españolas. Por otro lado, el reino de los hongos es el gran olvidado en la protección de la naturaleza. Extremadura no tiene ni un solo hongo protegido. También trabajamos para que algunas especies se cataloguen como hongos en peligro de extinción.

-Se dice que los amantes de las setas ocultan sus hallazgos para que solo ellos sepan dónde se encuentran las mejores. ¿Es eso cierto?

-Algo de cierto hay. A nadie le gusta contar dónde están todos sus rodales de setas, porque si se corre la voz, a lo mejor el día que vaya se queda sin ellas. Siempre algún secreto se mantiene.

-¿Podría hacerse una denominación de origen de la seta extremeña?

-Es más complicado. Es indudable que la riqueza de nuestras setas es muy conocida en restaurantes de Madrid, País Vasco y Cataluña. Nuestras criadillas van a centroeuropa y países árabes. Exportamos nuestras setas, pero esas especies también se pueden encontrar en otros puntos de la península.

-¿Participan en la Feria del Gurumelo de Villanueva del Fresno?

-Sí, todos los años, en las trece ediciones de Villanueva del Fresno hemos participado. En las dos últimas ediciones han hecho campaña para ser Fiesta de Interés. Nos hemos volcado con ellos y han conseguido ese reconocimiento.