La gastronomía llerenense tiene la virtud de concentrar lo más sabroso de los fogones de toda Extremadura. El viajero sabe que en Llerena encontrará siempre mesones y restaurantes de gran nivel donde reponerse del trasiego del camino con los alimentos más auténticos de la tierra.

Llerena es crisol de culturas, también gastronómicas, que sabe aprovechar como nadie los productos de las huertas y los cereales que crecen en toda su campiña.

Como estandarte de la cocina extremeña, el cerdo, en todas sus distintas formas de elaboración y presentación se convierte en el rey de los platos de la comarca, sin desmerecer por supuesto a sopas, migas, gazpacho extremeño, cocidos, potajes de garbanzos con bacalao, caldereta extremeña, venado, jabalí, conejo en escabeche, y perdiz, como exponentes de una rica y tradicional gastronomía.

En Llerena, al igual que en gran parte de Extremadura, la matanza se ha convertido en una liturgia en torno al sacrificio del cerdo, en una celebración sagrada que hunde sus raíces en la propia historia del municipio. Al tener su sede allí el Tribunal del Santo Oficio, los conversos de otras religiones consumían en público cerdo para demostrar que su abrazo al cristianismo era absoluto.

Llerena permite un paseo por la historia, a través de sus palacios conventos e iglesias, como Nuestra Señora de la Granada, el convento de Santa Clara o el Palacio de los Zapata.

Si el viajero quiere conocer los secretos de los platos ibéricos pero con un suave toque de modernidad tiene en Mirador de Llerena, de la Red de Hospederías de Extremadura, una cita con platos que le sorprenderán.

En este hotel el continente es tan importante como el contenido, puesto que está ubicado en un destacado palacio de principios del siglo XX. Tiene dos plantas y un patio interior porticado, toque de marcado diseño ´art decó´ que mantiene todo el encanto y sabor de antaño. La luz es protagonista de los espacios gracias a vidrieras diseñadas para hacer del hotel un lugar agradable. Tiene un mirador que le da nombre que merece siempre una visita. Y en este templo del descanso se encuentra otro templo, en este caso gastronómico, restaurante Doña Mariana, con un prestigioso jefe de cocina al frente de los fogones, experto en hacer cocina de autor con los sabores más genuinos.

Cocina tradicional con materias primas de la zona y moderna fusión reflejadas en una extensa carta que, además, incluye elementos de otras gastronomías, siempre que combinen bien con un producto extremeño. Una completa carta de vinos y un trato esmerado y profesional convierten la experiencia del comensal en única.

El plato estrella de restaurante Doña Mariana es el solomillo ibérico con setas confitadas y Queso de la Serena, que está pensado para satisfacer al gourmet más exigente.

NUEVO PLATO Otro ejemplo de esa cocina típica con toque de fusión es el nuevo plato que se ha incorporado a la carta: bacalao confitado con manitas de cerdo. Mar y montaña se funden en una auténtica sinfonía sensorial en el paladar donde el toque a ´ibérico´ está siempre presente.

También en los postres los responsables del restaurante son originales. En ellos destacan las torrijas con confitura de tomate. Aunque si quieren llevarse a su lugar de origen un buen recuerdo, pueden también pasarse por el convento de clausura de Santa Clara, donde elaboran los ´corazones de las monjas de Llerena´. Auténticamente divinos.

Si programa su viaje para principios de junio podrá coincidir con el evento ´Llerena, Monumento Gastronómico´, en el que se degustan distintos tipos de cenas, cocina de caza, medieval, mudéjar, conventual y sefardí en variados espacios históricos de la ciudad.