Su historia recuerda a un antiguo eslogan publicitario, «joven pero sobradamente preparado». Ismael Higuera Clemente tiene 29 años, diplomado en Cáceres en Empresariales y licenciado, «de los últimos ya, el Plan Bolonia nos iba pisando los talones» en Badajoz en Administración y Dirección de Empresas. Pero a pesar de estudiar y vivir muchos años fuera de su pueblo, siempre tuvo claro que iba a volver, «mi vocación de siempre era vivir en el pueblo». Además, «luego hice un máster en Madrid y eso sí que lo destaba».

Fuenlabrada de los Montes es una localidad de unos 1.900 habitantes situada en la comarca de La Siberia. Como tantos otros pueblos de la comunidad, uno de sus principales problemas es la despoblación, así que la decisión de los jóvenes de quedarse en su pueblo es siempre una buena noticia.

Vinculada a la producción de miel, «aquí todos somos apicultores», el destino de Ismael era seguir la tradición familiar ya que su padre, madre y dos hermanos trabajan con la abejas. «Yo no formaba parte ni de la agrupación del pueblo, pero vinieron, me propusieron que me presentara y aquí estoy». No había participado de manera activa en política y de pronto, se vio alcalde de su pueblo. «Tenía ideas, proyectos, me dieron la oportunidad y, si tengo suerte, puedo hacerlas realidad».

Se siente orgulloso de haber hecho una nueva Escuela de Educación Infantil, donde cada día acuden venticuatro niños, «está a tope». En un principio, no iba en el programa electoral pero, surgió la necesidad y «cogimos el toro por los cuernos», cuenta con ilusión, «porque era nuestro primer proyecto y además, porque era para los niños del pueblo». Además, la ampliación de la residencia de ancianos que, aunque no ha habido tiempo de realizarla, «ya está en fase de licitación y, aunque no la podemos terminar, la vamos a dejar zanjada». Lo que sí que no da tiempo a realizar es su otro gran proyecto, el pabellón de usos múltiples porque, aunque estaba previsto, «ante la necesidad sobrevenida de hacer la guardería o la instalación de césped artificial en el campo de fútbol, lo dejamos esperando».

Escucha con atención el consejo de un alcalde veterano, el que le ofrece Óscar Díaz, de que haga, por encima de todo, políticas para la gente, «¡qué bueno! Es que esa gente tiene muchas tablas. Tiene razón, claro, es algo fundamental».

Y qué pregunta le lanzaría a Óscar Díaz, «¿cómo ha influido en él la alcaldía?». El tiene claro que hay que tener autonomía y le diría, a quien acceda a encabezar un consistorio a partir del próximo 26 de mayo, «que sea el mísmo, que actúe conforme a su conciencia... y le daría ánimos, aunque yo he tenido muy buenas experiencias».