Tras el verano, comienza un nuevo curso político en el que la Diputación Provincial de Badajoz mantiene como objetivo prioritario el que ha dirigido nuestro trabajo en el último año y que consiste en conservar en pleno vigor la vida de nuestros pueblos.

Los resultados obtenidos en más de un año de gestión al frente del organismo provincial nos han hecho entrever que estamos logrando ese objetivo de mejorar la vida de los ciudadanos que viven en los pueblos de la provincia de Badajoz.

En estos tiempos duros económicamente, la Diputación pacense ha venido aplicando políticas que priman la inversión generadora de empleo y crecimiento de nuestras localidades, como forma de reincorporar al circuito de la economía a tantas y tantas personas y familias que viven en el ámbito rural y que fueron expulsadas por el paro de las expectativas de realización personal y de progreso.

Nuestras inversiones han ido, por una parte, dirigidas a ofrecer oportunidades de empleo y mejora infraestructural de los municipios y albergaban, por otra, la idea de apoyar a alcaldes y ayuntamientos en su trabajo de reflotar unas cuentas locales que presentaban en muchos casos dificultades de financiación y problemas de endeudamiento.

El diálogo constante con alcaldesas y alcaldes y el conocimiento en profundidad de las necesidades municipales ha sido el punto de partida de nuestra política, que apuesta en todo momento por la innovación, la transparencia y la participación ciudadana y que arrima el hombro en los problemas económicos de los ayuntamientos.

En un mundo globalizado que persigue poner al día todos los recursos de las pequeñas localidades para atraer la inversión y el desenvolvimiento sostenible, la Diputación Provincial de Badajoz se esfuerza en potenciar esa oferta local en materia de infraestructuras, empleo y servicios.

A lo largo de estos meses me habrán oído muchas veces defender la idea de que desde las provincias también se puede hacer región y eso es lo que venimos haciendo a diario en una colaboración solidaria con la Junta de Extremadura y la diputación hermana de Cáceres. Esta es una buena jornada para recordar que ese esfuerzo institucional conjunto nos está ofreciendo y ofrecerá buenos resultados para la provincia de Badajoz.

Un ejemplo claro de esos valores personales y sociales que defendemos para nuestra región es, sin duda, el conjunto de personas y grupos que año tras año vienen recibiendo la Medalla de Extremadura como recompensa a su esfuerzo y sus logros.

Los nombres de este año, como siempre, representan a diversas áreas de actividad, distintos trabajos, diferentes objetivos... Pero como siempre también, se convierten automáticamente en referentes de lo que es perseguir sin desmayo la meta de superarse en beneficio de toda la sociedad.

El Centro Universitario Santa Ana, de Almendralejo; el naturalista José Luis Pérez Chiscano; el grupo oliventino de folk Acetre; el servicio de voluntarios de Protección Civil y la Federación Extremeña de Folclore nos señalan este año el camino a seguir para lograr la Extremadura culta, moderna, ecológica y solidaria que todos queremos.

Les deseo que pasen un buen Día de Extremadura y espero que mañana nos encontremos de nuevo en la lucha por un región próspera y un futuro mejor para todos.