«Esta quizás será más profunda que otras crisis que hemos vivido, pero saldremos de ella. Tenemos que crear un ambiente de recuperación, no de debacle», asegura José María Portillo, director general de Caja Rural de Extremadura, quien incide en que en este proceso, a diferencia de lo que ocurrió en el 2008, las entidades financieras tienen que desempeñar un papel «protagonista».

-¿Cómo afrontó en marzo Caja Rural de Extremadura el inicio de la crisis?

-Para nosotros lo más importante fue siempre la seguridad tanto de nuestros trabajadores como de los clientes que acudían a las oficinas, así que lo primero fue dotar de medidas de seguridad a todas las personas que estaban de cara al público: mascarillas, mamparas, guantes, geles hidroalcohólicos,… y sobre todo les dijimos que lo más importante era mantener las distancias de seguridad. Además, adoptamos otra decisión que creemos que es la demostración del compromiso que tenemos con la sociedad extremeña: decidimos que íbamos a mantener el servicio a todos nuestros clientes y a tener abiertas todas nuestras oficinas. No hemos cerrado ninguna de las 110 que tenemos y todos nuestros empleados han estado trabajando. Considerábamos que en este momento dejar de dar ese servicio financiero a determinadas personas y empresas podría complicar todavía más la grave situación por la que estábamos pasando.

-¿Resultó complicado en esos primeros días hacerse con las medidas de protección?

-Fue muy difícil. Para las mascarillas tuvimos que acudir a algunas empresas y oenegés que pudieron facilitárnoslas. Y conseguir los geles también fue muy complicado.

-Entonces, ¿en ningún momento se plantearon el cierre de oficinas o la reducción de horarios?

-No, eso fue algo que desde un principio marcó la forma en la que afrontamos esta crisis. Ahora que lo vemos en perspectiva, creo que fue la mejor decisión que pudimos tomar, de demostrar que nuestra caja está en Extremadura no solo para ser una entidad financiera más, sino para estar de verdad al servicio de la región.

-Por su arraigo en el ámbito rural, hay un perfil de cliente de caja rural que puede tener una mayor dificultad para el uso de la banca digital, lo que hacía especialmente importante la atención presencial en estos meses…

-Hemos aprovechado también este periodo para ‘educar’ a nuestros clientes en el uso de los medios tecnológicos, que sepan que no es necesario hacer una cola en una entidad financiera para hacer una transferencia o para sacar dinero, que se puede recurrir a los cajeros automáticos o a la banca electrónica, pero es verdad que tenemos un segmento de clientela al que esto le es un poco complicado, y no podíamos quedarlos desamparados, sobre todo teniendo en cuenta que han sido muchos meses.

-¿En qué medida han incrementado las operaciones realizadas a través de banca electrónica?

-En torno a un 25% sobre la media mensual que teníamos antes de la crisis. Esta ha sido la demostración definitiva de que la tecnología no es algo a lo que se pueda renunciar ya en el ámbito financiero y que estos cambios no son temporales, sino que han venido para quedarse.

-¿Cree que se le reconoce lo suficiente al sector financiero y a sus trabajadores el esfuerzo que han hecho durante estos meses?

-Me duele mucho decirlo pero no. La banca siempre ha luchado por tener una buena reputación, pero en los últimos años se nos ha venido a culpar casi de todo lo malo que pasaba. El sector bancario no está suficientemente reconocido, como tampoco lo están los esfuerzos y los sacrificios que realiza por atender bien a sus clientes. Es una pena, pero es así.

-¿Adelantaron prestaciones y pensiones durante el confinamiento?

-Hemos adelantado el cobro de las prestaciones de desempleo y de todas las pensiones ocho o diez días antes de cuando correspondía. Pero no solo hemos hecho esto, que prácticamente ha sido algo generalizado en el sector, también hemos colaborado a través de nuestro fondo de educación y promoción con todas las organizaciones e instituciones que se han volcado en ayudar a los más necesitados. Hemos ayudado a comedores, bancos de alimentos, Cruz Roja… entidades que ahora más que nunca necesitaban un apoyo para poder sacar adelante el aumento tan grande de personas que acuden a ellos para poder comer. Fondos que teníamos previsto gastar en otras cosas los hemos destinado a dar soporte a este tipo de iniciativas para los que más necesitan.

-¿Cómo está desarrollándose la concesión de créditos ICO por parte de la entidad?

-Los préstamos avalados por el ICO han sido un auténtico revulsivo que ha venido en el momento ideal. Si se hubiera esperado un poco más quizá hubieran sido ya innecesarios. Se han distribuido en función de la cuota de mercado que cada entidad tiene dentro del sistema financiero nacional y nosotros hemos cubierto el cupo que nos dieron, unos cien millones, y hemos tenido casi 50 millones más procedentes de los fondos que correspondían a otras entidades pero que no colocaron. Hemos concedido estos créditos de forma muy ‘minorista’, no en grandes cantidades. Hemos dado más de 2.200 préstamos en Extremadura avalados por el ICO y han ido a cubrir muchos proyectos de pequeñas empresas y autónomos que podrían haber desaparecido si no los hubiesen tenido.

-Se incide mucho en la diferencia entre esta situación y la crisis del 2008, al estar las entidades financieras ahora mucho más saneadas, ¿no cree que existen posibilidades de que si la situación económica no remonta el sector financiero pueda acabar teniendo también problemas?

-La incertidumbre que hay hace que todos tengamos temores y no sepamos cuál será la profundidad de este parón. Es cierto que las entidades financieras a día de hoy son muy solventes, están mucho más preparadas que en la crisis del 2008. Esta es una crisis económica derivada de otra sanitaria, no tiene nada que ver con lo que pasó entonces, cuando fue financiera. Ahora las entidades tienen que ser protagonistas de la recuperación y estar comprometidas con ella.

-Dada la implicación de caja rural con el sector primario, ¿ve con intranquilidad los posibles recortes en la PAC?

-Lógicamente. Tenemos un alto porcentaje de clientes vinculados al sector agrario, somos una caja del campo, y todo lo que suponga recortes o reducción de ayudas será un paso atrás en el desarrollo tan grande que estaba teniendo la agricultura en Extremadura. Esperemos, en cualquier caso, que no sea tanta la reducción.

-La caja llevaba varios años incrementando progresivamente sus beneficios, ¿en qué medida puede impactar el covid en la cuenta de resultados del 2020?

-Indudablemente este no va a ser un año de grandes beneficios ni de grandes crecimientos. La desaceleración ya se está empezando a notar y hay una amenaza que afecta a todo el sector financiero, la peor que puede tener, que es la de un incremento de la morosidad. Actualmente nosotros no estamos teniendo este problema pero hay que prever que en todo el sector la morosidad aparezca y que eso tenga un efecto en las cuentas de resultados de las entidades.

-En el 2019 el volumen de créditos concedidos por la caja aumentó un 10%, ¿las líneas ICO permitirán mantener este nivel durante 2020?

-Los prestamos ICO ayudarán mucho a mantener el crédito. Gracias a ellos podemos decir que estamos cumpliendo como si no hubiera habido un parón en la actividad económica. ¿Qué pasará a partir de septiembre? Todo dependerá de la evolución que tenga la situación sanitaria. Si no se produce un nuevo confinamiento es posible que volvamos a reactivarnos y que vuelva a fluir la demanda de crédito. Pero hay que ser realistas. Los presupuestos que se habían hecho a principios de año no se van a poder conseguir porque un tiempo tan largo de confinamiento ha sido devastador para la economía. Eso no se recupera en tres meses ni aunque haya ayudas, eso hay que asumirlo, pero tenemos que seguir trabajando para contribuir a recuperar la economía y el ánimo de la gente para afrontar esto de la mejor manera posible.