Expertos en salud pública y consumidores han urgido a que el Nutriscore, el etiquetado nutricional basado en una escala de colores impulsado por el Ministerio de Sanidad, sea obligatorio con el fin de conseguir una alimentación más saludable y reducir la “epidemia” de obesidad en España y el resto de Europa. Fue hace algo más de un año cuando la entonces ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, presentó este modelo de etiquetado de los productos que consiste en un código de colores, con cinco niveles del verde al rojo, para identificar la calidad nutricional de los alimentos y las bebidas. Este etiquetado no es obligatorio para las empresas, sino que sirve de complemento para el que sí es obligatorio y está regulado a nivel europeo: aquel que exige incluir la cantidad de calorías, grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal que lleva un producto por cada 100 gramos o mililitros. Y es que, por ejemplo, los españoles tomamos el doble de la cantidad de sal recomendada y no llegan a consumir ni la mitad de la fibra vegetal aconsejada, cuando con una dieta equilibrada -baja en sodio y rica en frutas, verduras, legumbres y frutos secos- así como un estilo de vida saludable se pueden ganar años de vida.