La historia del flamenco comienza hace más de 250 años. Las primeras manifestaciones comienzan a finales del siglo XVIII. El aficionado y asesor de flamenco de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, Cayetano Ibarra, asegura que no lo crearon los gitanos, aunque lo cultivan como ningún otro pueblo y sin su aportación no sería lo que el flamenco es hoy. "Es fruto de una serie de mezclas. Es uno de los artes más mestizos que existen. Yo no le hago ascos a nada. Al flamenco se le pegan las cosas y sabe asimilarlas. Algunos temen que el flamenco se mezcle con otras cosas pero yo digo que ´al oro no se le pega el polvo´. Al flamenco le pasa eso", sentencia.

El flamenco nació teniendo como base el romancero, los fandangos comarcales y demás aires populares en un contexto social y geográfico claramente definido en el sur de España.

En esos mestizajes en los que nació el flamenco tiene un importante peso la música orientalizante procedente de los árabes que durante ocho siglos estuvieron en la península Ibérica. De hecho el músico Zyryad, procedente de Persia, enseñó por todo el Califato de Córdoba su arte. Eso se mezcló con los romances y fue asimilado por los gitanos. De la mezcolanza resultante nació el flamenco.

El arte flamenco nace así revuelto con la marginación étnica y la opresión de clases, la penuria social y la impotencia civil.

"Con la guitarra se aprecian muy bien las distintas aportaciones. La guitarra flamenca tiene tres técnicas. Una de ellas es el rasgueo, herencia de las antiguas vihuelas y los cantes castellano-andaluces del toque del fandango, como son el toque de verdial. El punteado es lo que tiene de herencia oriental a través del salterio. Finalmente, el toque flamenco se caracteriza por los golpes en la caja, procedente de los gitanos, que siempre hacían música con panderos y percusión", explica el experto Cayetano Ibarra.

El pueblo fue quedándose y memorizando las partes de los romances que más le gustaban, desgajándose en distintas coplas.

Músicas de los antiguos romances están en el embrión del flamenco y de palos como la petenera. "Muchos cantes pueden rastrearse a través de la impronta que le dieron los romances", aclara Cayetano.

El árbol del flamenco se forma con dos entronques. Uno de ellos es el gitano, que es siempre a compás. Los romances en este entronque se convertirán en tonás y a su vez éstas se dividen en dos grandes grupos: seguidillas y soleás.

Otro gran entronque es el fandango, que no siguen el compás (y algunos llaman payos). En esta modalidad entrarían fandangos, malagueñas, granaínas, cartageneras, tarantos...

Los asentamientos gitanos extremeños están en el origen del flamenco en la región. Las ferias ganaderas como las de Mérida o Zafra, así como las fiestas gitanas son los momentos en los que los cantes se forjarían.

Cayetano Ibarra también se refiere a los cantes de influencia hispanoamericana que son los tangos y que darán origen a los tientos, más pausados. Dentro de los tangos están los extremeños, que tienen una forma de ejecución distinta a los andaluces, imitando el deje extremeño, por eso es más lento que el resto de los tangos.

El experto asegura que mientras en Andalucía las manifestaciones flamencas arrancan de antiguo, en Extremadura son relativamente modernas. Desde Sevilla, la zona portuaria o el camino a Lebrija, el flamenco se fue extendiendo y llegó a Extremadura. "Yo siempre digo que las fronteras culturales no siempre coinciden con las geográficas. Extremadura forma parte de la geografía cantaora y aporta una serie de cosas. Entre ellas unos magníficos intérpretes como los actuales, muy galardonados como Miguel de Tena o Pedro Cintas", asegura Cayetano. No se puede olvidar los que crearon escuela. No todas las provincias andaluzas pueden presumir de tener un cantaor que haya creado un cante. Eso sucede cuando un cantaor rompe moldes haciendo cantes nuevos.

La Plaza Alta de Badajoz y sus aledaños están en el epicentro del flamenco en Extremadura. El cante extremeño y sus estilos característicos, jaleos y tangos, fueron transmitidos por unas cuantas familias. Así lo recoge las Rutas del Flamenco que editó de Diputación de Badajoz: "Tales son la familia del tío Juan, casado con la Tía Ana (padres de Porrina); la de la Hipólita, con sus dos hijos El Romillero y Alejandro y su nieta, Remedios Amaya. Otra familia flamenca es la Alejandro, padre de La Marelu, La Jorobaina y El Pepe. Y no podemos olvidarnos de la familia de El Musiquina, padre de El Guadiana y de Ramón El Portugués. En el seno de estas familias o a la luz de sus influencias nacen destacados intérpretes del cante extremeño: La Kaita, Alejandro Vega, La Negra, Domingo Rodríguez de la Concepción, El Madalena, y el sin par José Salazar Porrina de Badajoz, cantaor emblemático y fundamental en el panorama flamenco de Extremadura".

Cayetano abunda sobre los cantaores extremeños que han creado sus propios cantes como El Niño de Fregenal que creó tres estilos de fandangos. También Pérez de Guzmán hizo un fandango personal. El Molinero creó una hermosa taranta. Porrina de Badajoz, con una gran personalidad, fue el primero que salió a cantar por todo el mundo. Es el que hace universal el flamenco extremeño y dio el ajuste definitivo a los jaleos.

"En Andalucía, se conocen muchos nombres de cantaores de las primeras etapas de gestación del flamenco. En Extremadura, los nombres de nuestras figuras flamencas, como Porrina de Badajoz, son ya muy tardíos. Esto puede ser por las diferentes formas de vida que han presentado los gitanos andaluces y extremeños. Los gitanos extremeños han estado más cerrados en sus círculos, sus fiestas familiares, al final de los tratos, porque la dedicación fundamental fue el ´charaneo´. Los gitanos andaluces se dedicaron más a las faenas agrícolas y se mezclaron con las cuadrillas en las gañanías y por tanto los nombres de los cantaores se conocieron antes"