superado el periodo electoral, llegamos al ecuador de 2019 en un momento ilusionante, pero donde aún tenemos por delante la obligación de dar respuesta a numerosos retos y desafíos. Es hora de pensar en las alternativas reales para favorecer el progreso de esta comunidad, mejorar el bienestar de nuestros ciudadanos y trabajar para corregir los desequilibrios económicos que se dan en la actualidad. No se trata de inventar una nueva Extremadura, sino de posicionar esta región teniendo en cuenta sus enormes potencialidades. Extremadura está en un buen momento, pero nuestros sectores estratégicos como la energía, el turismo, el ocio, la agroalimentación, la salud o la tecnología requieren que seamos inteligentes de manera colectiva

A pesar de las enormes dificultades encontradas, en los últimos años Extremadura ha logrado consolidar su crecimiento económico por encima de 2%. Sin salirnos del contexto económico y tomando como referencia la última década, nuestra comunidad presenta hoy una evolución de los precios menor que la media del país, lo que da una mayor estabilidad a la región y resta presión en el contexto sociolaboral. Somos la tercera autonomía con el precio de suelo urbano más barato de España y una de las administraciones con mayor agilidad administrativa para dar respuesta a las necesidades del sector empresarial.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que hay trabajo por delante para continuar reduciendo los desequilibrios que persisten en la economía extremeña, construyendo nuevas formas de entender nuestra estructura productiva para ayudar a elevar el crecimiento de la productividad, mientras se mantiene el del empleo y se consolida el mercado laboral.

En el último año Extremadura ha ido abriendo camino, mejorando su tejido productivo y empresarial. Todo ello gracias al esfuerzo de todas las personas que dan vida a esta tierra. Profesionales que confían en esta región y que han abierto las puertas a un futuro con multitud de posibilidades. Estamos en un tiempo nuevo, un tiempo en el que la diversificación de los recursos, la calidad de los productos y la inversión en innovación e investigación son el valor añadido que permitirá identificar y consolidar nuevos sectores productivos para Extremadura.

Llegados a este punto, hemos de reconocer que en este proyecto colectivo nos queda mucho por hacer en el campo de la educación, la salud, los cuidados a nuestros mayores, la lucha contra el cambio climático, la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la estrategia contra la despoblación o la construcción europea. La sociedad extremeña actual tiene que dar respuestas a estas demandas y, además, necesita de nuevas propuestas creativas para superar sus retos económicos, tecnológicos y sociolaborales.

Extremadura es hoy un lugar que ofrece estabilidad política, paz social y seguridad jurídica. A ello, hemos sumado un importante número de leyes para favorecer un marco legislativo que abra las puertas a un nuevo futuro en el que lo que antes eran obstáculos, ahora sean nuevas oportunidades. Contamos con elementos de un enorme valor para quienes buscan destinos atractivos, como son el agua y las horas de sol. El agua, pilar de nuestro desarrollo económico y elemento clave para nuestro campo y sus regadíos, subsector que representa el 60 por ciento de la producción final agrícola. Junto al agua, la principal apuesta de futuro para esta región pasa por la producción de energía verde, sobre todo la solar.

Para situar a Extremadura en este escenario, es necesario fijar objetivos de desarrollo muy concretos. Metas que necesariamente deben estar alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las orientaciones estratégicas de la Unión Europea. Estas últimas han permitido configurar políticas de impulso socioeconómico que posibilitan la optimización de fondos regionales, nacionales y europeos. A ello hay que sumar una interconectividad a través de estrategias relacionadas con la especialización inteligente del territorio, con las infraestructuras, con la I+D+i, con el desarrollo rural, con la competitividad, con el empleo, con la cultura emprendedora, con el turismo, con lo social, con la internacionalización, con la formación profesional, con la vivienda y con los jóvenes.

En este contexto, nuestra comunidad cuenta con enormes posibilidades para favorecer la atracción de inversiones, como suelo disponible para el asentamiento de proyectos de carácter industrial. A ello es preciso añadir nuevos avances para lograr una adecuada infraestructura logística, un aspecto éste imprescindible para un desarrollo económico sostenible. Es el modelo sobre el que vertebrar nuestro futuro.

Señalaba el Premio Nobel Joseph Stiglitz que el desarrollo de la calidad de vida en las sociedades actuales viene de la mano de los avances en conocimiento y tecnología. Talento e innovación que nunca debemos olvidar en nuestros compromisos como administración. De lo que se trata es de gestionar ese cambio en los organismos, facilitando la transformación y el uso de las herramientas necesarias para mejorar el rendimiento de las organizaciones y de los servicios públicos. En definitiva, ser útiles a los ciudadanos. Ése es el camino y ante nosotros tenemos la oportunidad de, entre todos, construir el futuro que espera Extremadura.