Días antes del primer domingo de septiembre la casa del mayordomo es un hervidero de actividad, pues se elaboran los platos que posteriormente se colocarán en la mesa de ofrendas. También se recogen los donativos que los vecinos del municipio aportan para el buen desarrollo de la fiesta. Hace años todo el peso de la elaboración recaía en el mayordomo, pero ahora se encarga a expertos reposteros. La víspera del domingo se va al monte a recoger ramos de encinas que se colocan en la puerta de la casa del mayordomo y que servirán para dar sombra y decorar el espacio. El rito tiene también hondas raíces en el ancestral culto al árbol. De estas ramas de encina se cuelgan las ofrendas y elaboraciones culinarias tradicionales, así como frutas del tiempo. La mesa esta circundada por las cuatro bancas de ánimas en madera. El Domingo del Ramo el sacerdote bendice las ofrendas que se venden. Antes se hacía una subasta. Juntamente con estas celebraciones religiosas se suceden las lúdicas, con un gran programa festivo lleno de verbenas, deportes, capeas y discoteca móvil.