Queridos extremeños y extremeñas, queridos compañeros de viaje, quiero felicitaros en este día tan grande para todos nosotros, el Día de Extremadura. Felicidades y gracias por hacer que me sienta orgullosa de ser extremeña, agradecida a esta tierra y confiada, cada vez más, en nuestras posibilidades, en sus oportunidades, las que nos tiende Extremadura. Gracias porque todo es producto de un constante trabajo y empeño de todos y de todas para seguir avanzando. Es algo que os agradezco todos y cada uno de los días. Y en una fecha como esta quisiera hacer una reflexión en voz alta y compartirla con todos vosotros y vosotras.

Soy mujer de un pequeño-gran pueblo, lo sabéis, y es desde ahí, desde el reto que nos supone a las gentes del mundo rural acudir a la igualdad de oportunidades, desde donde proyecto mi experiencia vital. Una experiencia vital que pasa por la política como herramienta de democratizar el territorio. Esto quiere decir que los niños y las niñas de mi pueblo, los niños y las niñas de los 222 municipios menores de 20.000 habitantes y de las Entidades Locales Menores de la provincia de Cáceres tienen el derecho a contar con las mismas oportunidades que los de las grandes ciudades de Extremadura. Y hablo de los niños, de los más pequeños porque ellos son el futuro. Hacia ellos ha de ir por tanto nuestro primer y último esfuerzo, y aquí estoy diciendo que, como decía mi recordado Ricardo Senabre, un hombre, una mujer solos no son nada, y yo digo, una administración sola no es nada, se necesita el esfuerzo de toda la ciudadanía y de las distintas administraciones para acometer los grandes retos de presente y de futuro que se nos presenten.

El primer gran reto que creo que tenemos por delante es el de fijar población a los territorios y eso solo se consigue con el esfuerzo y la generosidad de todos. No, no me sirven, no nos pueden servir las escuelas sin niños, los institutos sin risas en los pasillos, los pueblos vacíos, como no nos sirven las bibliotecas sin libros. Y esto no es otra cosa que lograr ese ansiado equilibro entre lo urbano y lo rural. Y aquí podría recurrir de nuevo a Ricardo Senabre, una ciudad, un pueblo solos no son nada. Nos necesitamos unos y otros.

Creo que tenemos razones para el optimismo, y lo digo en estos días donde parece que nunca cesará la tormenta. Tenemos una tierra cargada de recursos, acudamos a ellos para asentar nuestro futuro. No puedo estar más de acuerdo con el presidente Guillermo Fernández Vara cuando desde la Asamblea de Extremadura, el pasado mes de julio, nos convocaba a todos los extremeños a liderar un proyecto, 'Extremadura 2030', un modelo de desarrollo de cara a nuestro futuro, al de nuestros niños y niñas; un modelo de abajo arriba donde la participación ciudadana ha de ser la gran fuerza que nos impulse hacia adelante en busca de un modelo más justo y más respetuoso con los territorios. Sí, el futuro solo puede venir del respeto por nuestro entorno, y de esa dualidad de respeto y territorio saldrá la Extremadura que el presidente nos planteaba a través de la Economía Verde, la conocida como Economía Circular, de ella vendrán nuevas profesiones que tendrán al medio ambiente como eje central de nuestro desarrollo.

Tenemos lo principal, que son nuestros ecosistemas, hagamos ahora que sean rentables, transformémoslos, desde el absoluto respeto al medio, en fuente de riqueza. De esto ya saben algo en el Jerte, en las Hurdes, en Sierra de Gata, en el Valle del Ambroz, en La Vera, en Montánchez, en Monfragüe, ahora también, y en sus primeros pasos, en el Geoparque Villuerca-Ibores, en el Tajo Internacional...

Pero necesitamos profundizar aún más en este modelo de desarrollo sostenible. Tendremos que acudir a políticas que incentiven las energías renovables, la agricultura y la ganadería ecológica, poniendo en práctica políticas claras de apoyo a las formas tradicionales del cuidado de la tierra y el pastoreo; se hace preciso en este proyecto una nueva gestión de las zonas forestales, como se comienza a hacer en colaboración con la Universidad de Extremadura; un estudio profundo del tratamiento de aguas residuales, hacer de los residuos, recursos. Esto es: mirar frente a frente a la Naturaleza. Y no es una idea romántica, es un nuevo modelo productivo por el que tenemos que apostar. Y siempre es momento para ello, pero en un día como este, el Día de Extremadura, hagámoslo más visible, digámoslo más alto, sintámonos orgullosos de todo lo conseguido, de todo lo hecho hasta ahora, y comprometámonos a seguir por esa senda, y a seguir, además, todos juntos.

Estoy convencida de que si ganamos esta apuesta, haremos que las calles de los pueblos sigan siendo transitadas por hombres y mujeres, que haya niños en las escuelas, risas en los pasillos de los institutos, libros en las bibliotecas...