La caza es un compendio de sensaciones, momentos y vivencias que son difíciles de expresar. Los cazadores experimentamos sentimientos diversos y emociones que van más allá de abatir un animal silvestre. La caza es mucho más que una actividad deportiva y una mera afición personal. Es una experiencia única comer en el campo, entre plantas aromáticas, en silencio. La caza es una celebración de la amistad y sobre todo la valoración de la naturaleza en todo su esplendor y revela la secreta unión entre el ser humano y el planeta Tierra. La caza no es un número de piezas, un resultado. La caza transforma a quien la practica, convirtiéndose en un modo de vida. Cuando te llega dentro, es un veneno del que se quiere beber siempre. Personalmente, la modalidad de caza que más me gusta es el rececho o aguardo. Ahí estás tú solo, en medio de la naturaleza, escuchando sus silencios, sintiéndote parte de ella, en una conversación de tú a tú. Ahí no dependes de una organización que te coloque en un puesto. Sólo estás tú. Los aguardos son de madrugada y esa sensación de silencio infinito es compartida por muchos cazadores. Mi pieza favorita es el jabalí, aunque también me gusta cualquier pieza de alta montaña. El cochino es el animal más listo que hay entre las especies de caza mayor. Por una simple brisa o un ruido es capaz de detectar la presencia humana. Además, una prueba de su inteligencia es que cuanto más viejo más complejo es abatir un jabalí. Para un aguardo recomiendo un visor con un gran objetivo para que pueda captar toda la luz posible, aunque también hay mucha tecnología que ayuda. En cuanto al rifle, para aguardo con un ‘monotiro’ es suficiente. Recomiendo el rifle con cerrojo. En cuanto a los espacios para cazar, Extremadura entera es tan variable y rica en caza, que cualquier rincón de nuestra comunidad puede ser comparable al mejor del mundo para cazar. Desde los Riberos del Tajo a la Sierra de San Pedro todo tiene un encanto especial, que debemos defender y explotar. Cuando cazas en la región ves parajes impresionantes que un turista normal no suele acceder y hacen que todo el esfuerzo merezca la pena.