LA ´trimilenaria´ ciudad de Trujillo ofrece al viajero que se está acercando una imagen de compacta villa medieval. La ´muy noble y muy leal´, entre otros títulos que atesora, reúne a la perfección el sabor de tiempos pasados con los servicios de un municipio moderno. La Feria del Queso y la Feria Agroganadera han dado en los últimos años un renombre especial a Trujillo como dinámico enclave de negocios y de encuentro gastronómico. Castillo y murallas invitan al viajero a penetrar en este enclave lleno de rincones hermosos. La fortaleza y el recinto amurallado son obra de los ingenieros musulmanes conscientes de la importancia estratégica de este cerro. Medio siglo tardaron los cristianos en recuperar la ciudad y desde 1232 inició la transformación que ha dejado un patrimonio monumental espectacular. De hecho, Trujillo últimamente ha sonado entre las favoritas para ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

De hecho, intramuros se conserva una muestra de arquitectura medieval que forma un conjunto único y compacto que permanece inalterable con el paso de los años. Monumentos góticos y mudéjares, edificios que lucen escudos blasonados, balcones esquineros... Todo retrotrae al viajero al medievo, que en un núcleo urbano irregular y anárquico debe orientarse con las torres e iglesias como referencia espacial.

También está patente en Trujillo el momento de esplendor en el siglo XVI gracias a las riquezas traídas del Nuevo Continente. En Trujillo los palacios de los nobles se mezclan en armonía con la arquitectura extremeña popular, con lo que todavía aún más se potencia la belleza de este enclave sin parangón.

La plaza Mayor se convierte en el punto de referencia para el turista. Escenario de la Feria Nacional del Queso, es un lugar que por su irregularidad está lleno de belleza. La iglesia de San Martín ocupa en esta plaza un lugar destacado junto con la imponente estatua ecuestre de Francisco Pizarro, descubridor del Perú. Diego García de Paredes, Hernando de Alarcón o Francisco de Orellana son otros trujillanos con papeles fundamentales en la conquista de América. La plaza está circundada de palacios y casonas que imprimen un indudable sabor renacentista y señorial. Desde el siglo XVI es el centro vital de Trujillo y allí se instalan mercados y se agasaja al viajero en días señalados.

En Trujillo hay diversos museos, entre los que puede subrayarse el museo de la Coria, localizado en diversas salas en el interior del convento de San Francisco el Real, del siglo XV, edificado sobre la muralla medieval de Trujillo. La cultura e historia americana centran la temática del museo. Es sede de la Fundación Xavier de Salas, dedicada a la investigación en los campos de la antropología, la historia y la sociología, en las relaciones entre Extremadura y América.

Otro espacio interesante es la Casa Museo de Pizarro. Su primera planta recrea un hogar trujillano del siglo XV. La segunda analiza en cinco secciones la vida y obra del conquistador del Perú.

El Museo del Traje Enrique Elías, en un edificio del siglo XVI, concentra trajes de personajes famosos, especialmente de folclóricas.

El Convento de la Merced --siglo XVII-- alberga el Museo del Queso y del Vino, muestra permanente de la excelencia de los productos que se elaboran en la región.

Para el descanso del viajero una buena opción es el Parador de Turismo, en el antiguo convento de Santa Clara. Tiene dos claustros, uno de ellos renacentista con arcos y columnas. Frente a él, en un convento de monjas, se puede adquirir exquisita repostería realizada por cariñosas manos. Además de la Feria Nacional del Queso y de la Agroganadera, hay dos fechas en el calendario festivo que merecen especial atención: El Chíviri y las patronales de la Virgen de la Victoria.

El Chíviri es una exaltación de la resurrección de Jesucristo que pone fin a la Semana Santa y reúne a miles de personas en la plaza Mayor bebiendo y bailando con un pañuelo rojo al cuello.

Las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Victoria es un estallido de fervor que tiene en la procesión y la salve sus momentos más emotivos.