Los pies de los niños se desarrollan desde su nacimiento y la forma de su pisada condicionará su desarrollo psicomotriz. Existen etapas en las que las revisiones podológicas son especialmente importantes ya que pueden aparecer patologías por la adquisición de malos hábitos posturales y mal calzado.

“En esas etapas es posible realizar correcciones y no las podemos dejar pasar”. Así lo asegura Pilar Alfageme, tesorera del Colegio de Podólogos de Extremadura y profesora del grado de Podología de la Universidad de Extremadura.

“Los podólogos tenemos que realizar exploraciones completas cuando se trata de pediatría. Además de ver caminar a los niños con plataformas computerizadas tenemos pruebas, test estandarizados y exploramos articulaciones y músculos. Tras la realización de una exploración completa solemos llegar a un diagnóstico. Lo ideal es que éste sea lo más precoz posible para evitar patologías y poder corregirlas en esas etapas tempranas”, explica.

Así, las patologías pediátricas más importantes que suelen plantearse en las consultas de podología suelen ser los pies planos, los pies valgos, la marcha con los pies hacia adentro, de puntillas, las deformidades digitales, las uñas incarnadas y otras patologías infecciosas como los papilomas o las micosis.

Los tratamientos a aplicar en estos casos son siempre personalizados en función de las patologías y los pacientes. Así si se trata de una patología de carácter biomecánico (por una forma de caminar incorrecta, por ejemplo) puede bastar con el uso de una plantilla personalizada. Dependiendo de las características del paciente y del resultado de la exploración, el podólogo no en todos los casos considera que es oportuno poner un tratamiento. “En el caso del pie plano hay una edad en la que éste puede ser fisiológico. Si no existe otra patología que nos haga pensar que debemos tratarlo, no es recomendable hacerlo. Es bueno observarlo y revisarlo cada cierto tiempo”, añade la profesora Alfageme.

USO INADECUADO. También hay tener en cuenta el uso inadecuado del calzado, que afecta mucho a los niños. Influye en el desarrollo del pie, en la forma de caminar y hay que revisarlo periódicamente, según edad y tallas. Una cuestión que se les plantea a los padres con frecuencia es cuándo calzar al bebé. Pilar Alfageme indica que en los primeros años de vida no es necesario calzar al bebé, pues eso coarta la movilidad y evitamos el correcto desarrollo. “Como mucho, en épocas de frío se les puede poner un patuco o una bota de lana, simplemente”, explica.

Cuando el niño comienza a andar, con 18 meses, ya puede utilizar un calzado con un velcro para que pueda quitárselo y ponérselo. Éste debe ser flexible y transpirable para permitir la termorregulación. El contrafuerte puede ser alto, pero no demasiado rígido, porque los músculos y ligamentos no van a funcionar y desarrollarse bien si los limitamos demasiado.

“Hay que tener especial cuidado con el calzado estrecho, pues puede producir heridas y llevar al niño a que adquiera una marcha inadecuada”, indica Pilar.

Entre los 4 y los 7 años el calzado debe ir bien sujeto y se pueden incorporar los cordones para que el niño pueda atárselos. “Es una época en la que el niño suele practicar mucho deporte. El calzado de esas actividades debe ser específico para ellas. No debe llevar un calzado deportivo siempre en el día a día ni usar el mismo calzado para todos los deportes”, comenta.

“En el caso de heredar los zapatos de un hermano hay que tener mucho cuidado pues no hay dos personas que caminen igual. Hay que pensar que la suela puede estar desgastada y que el tejido puede estar dañado. Lo mejor es desechar. También hay que tener cuidado con las modas. Hay calzados muy dañinos y un ejemplo son las zapatillas con ruedas, tipo patín. También se han puesto de moda deportivas o calzados con plataforma, que yo desaconsejo totalmente, pues tienen una suela demasiado alta que impide la movilidad normal del pie, lo que puede ocasionar muchas patologías no solo en el pie sino en todas las estructuras implicadas, como la rodilla o la cadera. La salud debe priorizarse frente a la moda” asegura la doctora en Podología.

VISiTA AL PODÓLOGO. “Debemos ser conscientes los padres de que muchas patologías que padecemos hoy en día se podrían haber evitado con una revisión podológica. Por desgracia, no estamos presentes en la sanidad pública y tiene que ser a través de visitas a consultas privadas de podología. La prevención es fundamental en estos casos. Aconsejo a los padres que lleven a sus hijos al podólogo como mínimo una vez al año”, concluye la profesora Alfageme.