La Denominación de Origen Ribera del Guadiana participa en el Proyecto Laboratorio Submarino de Envejecimiento de Bebidas (LSEB), iniciado en octubre de 2010. En él se han sumergido bebidas de 27 bodegas y 14 denominaciones de origen españolas. Los productos son comparados con sus testigos almacenados en tierra por los enólogos de las bodegas y las DO cada tres meses. Este proyecto es pionero a nivel mundial. Bajo el mar, en la bahía de Plentzia (Vizcaya), se encuentra la bodega del Laboratorio Submarino de Envejecimiento de Bebidas.

Una serie de módulos con sensores, cámaras y cierres de seguridad se han colocado en el fondo del mar, a unos 15 metros de profundidad, para analizar el envejecimiento del vino bajo el mar. Los módulos denominados MEC (Monitorización Envejecimiento y Control) contienen las botellas de vino y comunican los datos en tiempo real con superficie.

En estos módulos de hormigón se encuentran apiladas y convenientemente identificadas todas las botellas que se han presentado para realizar el proyecto, entre ellas se encuentran botellas de vino tinto joven de la cosecha 2009 de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana.

Para hacer el seguimiento de cómo envejecen las bebidas bajo el mar, cada cierto tiempo se extraen unas botellas de muestra. En primer lugar, se realiza una cata con las bodegas que participan en el proyecto y enólogos de las denominaciones de origen, entre otros. En esta cata se realiza una primera valoración de las características organolépticas de los vinos almacenados bajo el agua y de sus homólogos de tierra. Otras botellas son enviadas a la Universidad del País Vasco, donde se distribuyen en dos laboratorios: en uno se realiza el análisis sensorial y en el otro se analizan los compuestos que caracterizan a las bebidas. A finales de septiembre se llevó a cabo la tercera cata de los vinos a la que asistieron los Técnicos de la DO Ribera del Guadiana, Marisol Argueta y Angel Rodríguez. Se cataron dos muestras de vino tinto joven, genérico, de la cosecha 2009. Una de ellas había permanecido 11 meses bajo el mar y otra testigo que había permanecido en tierra conservada en una cámara frigorífica a su temperatura adecuada. Los resultados de la cata son sorprendentes.