El líder de MotoGP estaba sereno. Sonriente, claro. No había podido entrenarse en Spielberg como el resto de colegas que persiguen el título. Se había caído el sábado, se había tenido que poner el hombro izquierdo en su sitio, no había querido calmante alguno, había hecho un buen tiempo el sábado y este domingo acabó donde tenía previsto: quinto. «Y, encima, Ducati me ha hecho un regalo estupendo, retrasando a Lorenzo y Rossi a la tercera y cuarta plazas, así que solo he palmado 5 puntos con respecto a Jorge y 2 con respecto a 'Vale'. Lo previsto».

El piloto de Honda, que no se había bajado del podio en las últimas cuatro carreras, no esperaba mucho más de esta. «Sabíamos que este circuito era malo para nosotros. Es de mucha aceleración y ahí nosotros estamos bloqueados. He sido agresivo en las primeras vueltas. Sabía que con las Ducati no había nada que hacer... a no ser que sufrieran un percance y los neumáticos se les acabasen». Como no sucedió, prefirió pensar en el Mundial. «He intentado seguir a las Yamaha, pero a mitad de carrera he visto que si seguía arriesgando me iba a caer. He sacado la calculadora, he aguantado a Viñales, que era una amenaza, y lo he logrado», explicó el catalán.

LÍDER SIN CREERSE EL MEJOR

Márquez reconoció, de nuevo, que el corazón, la sangre, las ganas, la determinación, el riesgo no tiene nada que ver con las carreras. ¡Vaya, Márquez hablando en esos términos! «Supongamos que voy tercero del Mundial: ¿ustedes creen que echándole valor habría llegado hasta las Yamaha o, incluso, hasta las Ducati? No, amigos, ¡ni hablar! Ni jugándome la vida llego hasta ellos. Simplemente, me habría caído y perdido estos 11 valiosísimos puntos. Así esta bien, ya vendrán trazados más propicios para, ahí sí, jugárnosla, porque sigo siendo capaz de mantener un cuerpo a cuerpo con cualquiera». Y entonces recordó que «si sigo forzando, me caigo como en Le Mans. Este quinto puesto lo firmaba antes de empezar».

Márquez reconoce que está ahí, liderando el campeonato, «porque los demás han cometido errores, no porque nosotros seamos superiores». El nen de Cervera insiste en que «todos mejoran día a día, todos avanzan, pero nosotros tenemos un límite, un tope». No lo dicen: su motor, el motor de su Honda es el que menos potencia desarrolla, pero tiene al mejor líder. Y piloto.