Las vas driblando no solo con el coche, no solo con la moto, no solo caminando, pues, a menudo, suelen descender en picado en busca de comida, desperdícios, sobras. Van en manada, son muchas, muchísimas y está aposentadas en las playas de la Bahía Western Port, de Phillip Island. Y este fin de semana, como no, un buen número de ellas han decidido merodear por las laderas, tribunas y 'pelouses' del maravilloso, precioso y oceánico circuito australiano, una de cuyas partes roza el mar.

Atropello inesperado

Así que, nada más comenzar el entrenamiento decisivo de MotoGP, Jorge Lorenzo, que siempre, siempre, siempre, es el primero en salir a la pista (bueno, en realidad tienen solo 15 minutos para tratar de lograr la 'pole' con cualquiera de los dos juegos de neumáticos que tienen), atropelló a una gaviota de dimensiones considerables, que se estrelló entre la suspensión delantera y la quilla de su carenado.

El twitter de Zeelenberg

El piloto mallorquín, que al ver, sorprendido, que iba, en efecto, a chocar con el animal, escondió la cabeza en la cúpula de su Yamaha, llevó arrastrando al animal, pegado a su carenado durante las tres vueltas de su primer intento de vuelta rápida. Una vez llegado al boxe, donde le esperaban decenas de fotógrafos y cámaras de televisión, su jefe de equipo, el holandés Wilco Zeelenberg, sacó los restos del animal de la moto, le hizo una foto y la colgó en su twitter con el comentario "no creo que el pájaro esté tan contento con nuestra moto", gesto, probablemente, que muchos criticaran pues suficiente desgracia tuvo el animal como para que se convierta en motivo de gracia.

"No he ido tan mal con la gaviota ¿no?", bromeaba Lorenzo al término de la conferencia de prensa oficial. "Ya habeis visto que, con un poco de peso más en la moto, se puede, incluso, girar en 1.28 en este circuito. He hecho el tiempo con un pasajero más. La verdad es que me parece increible que, rodando a 340 kilómetros por hora, la gaviota se quedase ahí y no se desprendiese del carenado de mi Yamaha. La imágenes han debido de ser increibles, vistosas, impactantes. No he visto nada, no. La he intuído cuando volaba por allí, me agache, pero ella bajo en picado y chocó conmigo. Suerte que era una gaviota y no un canguro. Me extraña no haber notado nada y eso que son unos pájaros muy grandes, mucho".