Felisa Blanco Marín acaba de celebrar sus 71 primaveras. Es de Almendral y ella fue la primera alcaldesa que hubo en su pueblo después de la dictadura. Se presentaba por el Partido Comunista y sus vecinos la eligieron en aquellas históricas municipales de 1979, las primeras que se celebraban en democracia.

- No era lo habitual que una mujer tomara el bastón de mando en aquella época...

- Ni los hombres ni las mujeres lo veían como algo normal. En el año 1979 eran muy pocas mujeres las que ostentaban cargos públicos. En aquellas elecciones municipales, en toda Extremadura, solo hubo seis mujeres que entraron en la alcaldía.

- ¿Y usted ya tenía en su agenda de gobierno las políticas de igualdad?

- Siempre hemos peleado por la igualdad de derechos y oportunidades. Cuando yo era militante del Partido Comunista, antes de ser la primera mujer alcalde del pueblo, ya iba a Madrid a reuniones del movimiento femenino a reivindicar nuestro sitio.

- Es curioso que habla de sí misma como ‘mujer alcalde’, no como ‘alcaldesa’. ¿Por qué?

- No me había dado cuenta. Será por la costumbre.

- Influye que cuando usted accedió al cargo la palabra se usaba poco, ¿no?

- Sí, es verdad, es que éramos muy pocas. Es como la ministra o la diputada, es que antes apenas había. Que una mujer ocupara un puesto de este tipo era algo muy raro.

- ¿Cuál fue el principal muro que su generación logró romper con respecto a la igualdad de oportunidades?

- Mi generación ha conseguido mucho. Yo destaco que ahora la mujer tiene más presencia en muchos organismos. Ahora hay vicepresidentas en el Gobierno. Y ahora se ve mal que haya una lista electoral sin nombres femeninos. Hoy en día es muy fácil que una mujer encabece una lista en las elecciones municipales.

- Pero no ocurre lo mismo en las listas a nivel nacional.

- Esa es la pena, que todavía no haya llegado a encabezar una mujer una lista a nivel nacional, todavía no hemos tenido una presidenta del Gobierno. Y a nivel autonómico es casi lo mismo. Aún no ha tenido Extremadura una presidenta de la Junta.

- ¿Cree que se han eliminado los prejuicios en ese sentido y que ya es cuestión de tiempo?

- Yo pienso que se ha avanzado muchísimo, pero que no se nos olvide que debemos seguir peleando. Ahora la gente joven está batallando porque está concienciada. Pero también hay que decir que en los pueblos todavía existe esa huella de ‘una mujer se va a meter ahí...’, la gente dice, comenta... Todavía hay cohibición porque parece que no son cargos propios de nosotras.

- ¿Qué más destacaría que se ha conseguido desde su juventud hasta ahora?

- Hoy en día una mujer que viva con otra mujer en mi pueblo ya se ve normal. Yo me acuerdo que en el año 1977 estuve en una manifestación en Badajoz para defender los derechos de las personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, y los grises me pegaron un zurriagazo con una porra que todavía me pica la espalda.

- ¿Era habitual que las mujeres acudieran a manifestaciones?

- Lo cierto es que no. Cuando yo estaba de alcaldesa cortamos una carretera y solamente fueron los hombres. Lo que pedíamos eran salarios dignos.