-Amnistía Internacional lleva décadas luchando por la defensa de los derechos humanos. La igualdad entre mujeres y hombres es uno de esos derechos. ¿En qué se trabaja ahora?

-En la violencia sexual y las piedras que se encuentran en el camino las mujeres víctimas que se atreven a denunciar. No existen protocolos específicos por parte de los profesionales para tratar este tipo de casos. Hay mucha falta de sensibilidad.

-¿Por ejemplo?

-Tenemos el caso de Blanca (nombre ficticio) para explicarlo. Fue víctima, se lo contó a su madre y, animada por ella, denunció lo ocurrido. Lo primero con que se encontró fue la pregunta del policía de turno de cómo iba vestida en aquel momento... es algo que sigue ocurriendo. Y después el forense, que salió a la sala y preguntó en voz alta que quién era la víctima... Son momentos en los que se desprotege, se cuestiona y se invisibiliza a la mujer.

-¿Cuál es la labor en estos casos de Amnistía Internacional de Extremadura?

-Nosotros nos encargamos de analizar los informes que nos llegan (en este caso de la violencia sexual) y enviárselos, entre otros, a los distintos grupos políticos para que esa realidad se haga visible y se tenga en cuenta.

-Porque los casos de violencia sexual están a la orden del día...

-Está dentro de la violencia de género. Es otra violación más de los derechos humanos. Y además, es que se pueden dar casos dentro del propio matrimonio, cuando la mujer está siendo obligada a una práctica que no quiere.

-¿Por qué al frente de entidades sociales como Amnistía Internacional casi siempre hay mujeres y no hombres?

-Supongo que es una cuestión de sensibilidad. Lo cierto es que en Extremadura son la mayoría mujeres quienes están encargadas de los diferentes grupos locales. Y yo, por ejemplo, llevo desde 2016 al frente de la coordinación regional.

-¿Y qué supone que la mayoría de las responsables sean mujeres?

-Que no se pierda la perspectiva de género, que en cada taller, cada informe, cada estudio, cada campaña... siempre se tenga en cuenta que debe estar intrínseca la igualdad de hombres y mujeres. Porque es muy fácil perder esa perspectiva, porque hemos sido educados precisamente para no tenerla en cuenta.