Se le entendió todo. Por el gesto y sus palabras. "¡No, por Dios, no!", se le escapó a David Villa cuando de reojo vio que el cartel luminoso marcaba su número. Era el minuto 56 de partido y Mata ya aguardaba el cambio. El Guaje , cabizbajo, se marchó hacia la banda, saludó a su compañero, se sentó en el banco, agachó la cabeza y echó a llorar. El médico incluso se levantó y fue a consolarle.

Quién sabe si era el último partido con la selección del mejor goleador que ha tenido la Roja en toda su historia. "Me gustaría jugar hasta los 55 años, pero sé que es imposible. Ahora voy a la liga norteamericana y será complicado volver. Lo normal es que acabe aquí... Pero ya veremos", explicó Villa tras el partido, sin querer cerrar definitivamente la puerta de la selección, aunque también es consciente de que jugando en EEUU será complicado regresar, por lo que, en el fondo, es consciente de que cierra su ciclo.

Vicente del Bosque trató de mitigar la tristeza del goleador justificando el cambio. "He cambiado a David porque pensaba que había que agiliar el centro del campo. Además, quería dar minutos a Mata", dijo el seleccionador, que justo acabar el partido, todavía en el terreno de juego, admitió entender el mosqueo de su jugador: "Sí, seguramente Villa se ha enfadado por el cambio, pero no sabía que era su último partido", aseguró ajeno al futuro del jugador.

Sin ningún plazo

Tampoco quiso desvelar Del Bosque si seguirá al frente del equipo. "No me he marcado ningún plazo para decidir mi futuro. Hablaré con el presidente y decidiremos sin dramas y con sensatez", fue todo lo que se le pudo arrancar al técnico, aliviado en cierta medida, y como mal menor, por "haber acabado con dignidad" el Mundial.

A pesar de la prematura eliminación, Del Bosque lanzó un mensaje esperanzador: "El futuro de la selección está a salvo sea quien sea el seleccionador que esté. Hay jugadores que siguen siendo muy buenos y hay otros jóvenes que vienen que también lo son". Puede que estuviera pensando en Thiago, Jesé, Deulofeu, Isco, Iturraspe, Carvajal... Nombres que, seguro, empezarán a sonar más pronto que tarde en las nuevas convocatorias.

"Los días se han hecho muy largos tras no tener ninguna opción, pero nuestra eliminación es solo por motivos futbolísticos", afirmó Juan Mata, de los pocos jugadores que hablaron.

Algunos tenían prisa por marcharse. Como Cesc Fábregas. El ya jugador del Chelsea fue el primero en salir del vestuario, con tejanos, camiseta fucsia y una gorra. Se fue sin decir nada, igual que Gerard Piqué, suplente de nuevo ayer, y Diego Costa. Los tres se quedan en Brasil. El último, para estar con la familia. Los dos primeros de vacaciones. Se acabó el Mundial, tristemente, y la Roja abre lo que será una nueva etapa. El pasado allí queda, pero toca pensar en el futuro.