El técnico Heimir Hallgrimsson podría recrearse en el punto que la selección islandesa sumó ante el combinado de Argentina; el portero Hannes Halldorsson entretenerse con el penalti que detuvo a Leo Messi; y el centrocampista Rurik Gislason seguir alimentando su perfil de Instagram tras haber batido el récord de “Me gustas” de su compatriota Björk. Todos ellos comparten, sin embargo, una misma ambición deportiva que no se ha visto colmada tras el primer partido de su historia en un Mundial de fútbol. Los octavos de final del torneo que acoge Rusia son una ilusión realista para el cuadro vikingo, rival este viernes de la escuadra nigeriana en Volgogrado. Ahí competirán con la misma energía que animó su suerte ante la selección argentina. Y eso no es poco.