Hizo el partido perfecto ante España (cuatro remates, tres a puerta, tres goles, uno de penalti, otro desde fuera el área y otro de falta directa), por lo que resultaba casi utópico que pudiera mantener ese nivel. Resultó decisivo ante Marruecos (1-0, gol de Cristiano Ronaldo) aprovechando un saque de esquina para firmar un imponente cabezazo. En los 180 primeros minutos del Mundial, la estrella del Real Madrid había hecho cuatro goles y de todo tipo y condición. Luego, como es obvio, bajó ante Irán, a pesar de que su insistencia no decreció: cinco remates, tres a puerta, uno interceptado y otro fuera.

Pero ya no irradiaba ese aire de delantero iluminado capaz de derribar cualquier muralla como en las dos noches anteriores. Aunque no tenga esa luz, él nunca se rinde, obcecado como anda en llevar a Portugal al paraíso que ya conoció cuando conquistó la Eurocopa de Francia hace dos años, aunque fuese con él lesionado en el banquillo. Es, tras Neymar (17), el jugador que más faltas recibe en este Mundial. A Cristiano le han hecho 13 siendo el delantero que más percute con sus 14 disparos.

Esos cuatro goles han sido, sin embargo, superados por el inglés Harry Kane, que lleva cinco. Ahora, Uruguay se erige en el nuevo obstáculo en un hipotético cruce con Messi si este gana a Francia con Argentina. Ambos están amenazados. Se supone que se protegerán, pero si ven una tarjeta amarilla se perderían el duelo de cuartos de final. Si pasan, claro. Pero Cristiano, con su futuro en el Madrid bajo sospecha, necesita no quedarse fuera del Mundial para demostrarle su fuerza a Florentino Pérez.