España se mide hoy con una de las selecciones más heterogéneas del torneo. Si Suiza es el ejemplo perfecto de multiculturalidad y procedencias diversas entre los combinados europeos, en el caso africano sobresale Marruecos. Solo 6 de sus 23 jugadores han nacido en el país. El resto son los ‘nuevos europeos’, ese grupo de futbolistas criados en otros lugares donde fueron sus padres en busca de un futuro mejor.

Los ojeadores presentes en toda Europa se encargan de captar y convencer a los futbolistas de origen marroquí que empiezan a despuntar. Aunque las circunstancias de la vida llevaron a sus padres a cambiar de destino, el apego a la tierra suele ser fuerte en los jóvenes. Las raíces no se olvidan y el corazón les lleva a defender la camiseta de su sangre.

El portero Tagnaouti, los defensas Mendyl y Dirar y el punta Al Kaabi nacieron en Casablanca, mientras que En Nesyri, jugador del Málaga, lo hizo en Fez, y Bouhaddouz, en Berkan. De los 17 restantes, ocho vinieron al mundo en Francia, cinco en Holanda, dos en España (el madridista Achraf y el portero Munir Mohamedi, del Numancia), uno en Bélgica y uno en Canadá, el meta Bounou, que juega en el Girona. En esa macedonia juega un papel integrador clave el seleccionador francés Hervé Renard, que ya estuvo en Zambia, Angola y Costa de Marfil.

Seis en la Liga española

La diáspora se corrobora con otro dato: solo dos jugadores de la selección pertenecen a equipos de la Liga de su pais En cambio, hay seis que militan en España, donde se vivirá con intensidad el duelo. La colonia marroquí supone el 15% de la población extranjera con casi 800.000 personas.

«Estoy cumpliendo un sueño que tenía desde niño. Jugamos por un país, por los sentimientos de mucha gente, no solo por los marroquís que viven en España sino por la felicidad de un país entero», reflexiona Achraf, el lateral del Madrid nacido en la capital española hace 19 años. Aunque Marruecos no se juega nada, el defensa blanco espera una gran respuesta. «Nos jugamos el honor. Iremos con la misma ilusión y las mismas ganas que siempre». El carrilero tuvo una propuesta de la selección sub-19 española pero al final se decantó por respetar sus raíces.

Lo mismo opina Munir, el portero del Numancia que nació en Melilla y comenzó a jugar en Ceuta. «Muchos de los que están aquí podrían jugar en selecciones de más prestigio, pero han elegido las raíces y la sangres de sus familiares».

Sin el azulgrana Munir

Ese sentimiento supone también una motivación extra para un grupo que ha tenido muy mala fortuna en Rusia. El primer partido contra Irán se escapó con un increíble autogol y en el segundo Portugal ganó jugando peor que Marruecos.

Quien se perderá la cita es el azulgrana Munir El Haddadi, que ha jugado cedido en el Alavés este curso. El extremo, nacido en San Lorenzo de El Escorial, acudió a una llamada de Del Bosque tras el Mundial de Brasil y debutó en partido oficial contra Macedonia. Solo jugó solo 13 minutos, suficientes para incumplir una regla inflexible de la FIFA que no permite duplicar selecciones. El TAS rechazó todos sus intentos. Otros compañeros no cayeron en la tentación.