El Balón de Oro más triste cayó en las manos de un desconsolado Luka Modric. Acababa de ser elegido mejor jugador del Mundial, pero estaba abatido porque se le había ido una final del Mundial. La primera que jugaba, quizá la última. Modric, con un rostro apesamdubrado, cogía ese balón dorado sin ilusión alguna. Tal si fuera Messi hace cuatro años en Maracaná.

Leo fue elegido el mejor del Mundial-2014; Modric lo ha sido en el Mundial 2018. Pero es el balón de la tristeza porque ambos estuvieron más cerca que nunca de besar una Copa, pero no lo consiguieron. De ahí que ese Balón de Oro no le sirva a ninguno porque pasaron muy cerca de esa Copa, pero ni pudieron tocarla.

Kane, el pichichi del Mundial

Modric recogió ese Balón de Oro justo después de Kylian Mbappé, el delantero de Francia, que fue designado como el mejor jugador joven del campeonato. No tuvo dudas la FIFA en ese aspecto. Ni tampoco para designar a Antonie Griezmann como el más destacado en la final.

Courtois ha sido elegido el mejor portero de un Mundial donde Harry Kane, el delantero de Inglaterra, con seis goles, ha sido el Pichichi.