ARGENTINA - 0: Romero; Ottamendi (Pastore, m.70), Burdisso, Demichelis, Heinze; Maxi, Mascherano, Di María (Agüero, m.75); Messi; Tévez e Higuain.

ALEMANIA - 4:

GOLES: 0-1, m.3: Müller; 0-2, m.68: Klose; 0-3, m.74: Friedich; 0-4, m.89: Klose.

ARBITRO: Ravshan Irmatov (UZB), amonestó a los argentinos Mascherano y Otamendi y al germano Müller, que se perderá el partido de semifinales.

Mucho había alardeado Diego Armando Maradona de que estaría en la final del Mundial. Según el Pelusa, Dios estaba con él y los argentinos doblegarían a Alemania gracias a sus jueguitos de balón. Qué fácil es hablar y qué difícil respetar a un rival con tres mundiales y cuatro subcampeonatos. Al final, los germanos hablaron en el campo con una contundencia impresionante (0-4) que dejó sin argumentos a un conjunto tan desquiciado como su técnico.

Hasta ayer Argentina no se había enfrentado a ningún contrario de peso, pero muchos seguidores veían ya a su equipo el 11 de julio en el Soccer City, empeñados en establecer comparaciones con el Mundial de 1986.

Los más temerosos sí pronosticaban apuros ante una Alemania superior en el centro del campo y mortal con espacios, justamente el gran problema de Argentina. El caos táctico de la albiceleste se evidenció con un grupo desesperado y sin ideas, incapaz de plantar cara a una Alemania que disputará su tercera semifinal consecutiva en un Mundial de fútbol.

No tardó mucho en adivinarse una mala tarde para Argentina, el país que sonrió el viernes con la eliminación de Brasil. Ayer la alegría se convirtió en desolación. La fortaleza suramericana, evidenciada hasta los cuartos de final, ha sido mancillada por las dos grandes potencias del subcontinente.

HUMILLACION Brasil cayó con un cierto decoro, pero la albiceleste fue humillada sin excusas posibles. En la primera jugada de ataque de su rival encajó el 0-1 y nunca fue capaz de devolver el golpe. Sus últimos 25 minutos fueron totalmente desastrosos, con los jugadores desesperados e impotentes.

Müller, el mejor jugador de Alemania, cabeceó una falta para adelantar a su selección. En tres minutos, se comprobó que Otamendi no puede defender una camiseta con la tradición albiceleste. El lateral del Vélez es nefasto. Lento, mal colocado y agresivo, fue un lastre para un equipo sin timón.

Klose acarició el segundo (m. 23) y Argentina tomó algo de aire, siempre conducida por Messi, que intentaba solucionar el descalabro de su equipo en el centro del campo. Pero él solo no puede. Es imposible.

Ni el árbitro salvó a Argentina. El uzbeko Irmatov, muy bien en todo el partido, le anuló un gol por un fuera de juego múltiple y clarísimo. Se esperaba una reacción de Maradona en el descanso. Habría sido lo normal. Maradona no hizo nada y Alemania destrozó a la albiceleste en un vendaval inolvidable.