Dos años de ilusiones y un chasco monumental para empezar. Así está España, impactada todavía, buscando las razones a una dolorosa derrota (0-1). Suiza le sorprendió en un santiamén. El fútbol primitivo se impuso, por desgracia, al estilo más bello y coral que ofreció la selección de Vicente del Bosque, en una de esas excepciones a la ley de que el mejor lleva las de ganar. Fue el peor día para que se incumpliera esa norma. ¡Quién se lo iba decir! Dos años alimentando la esperanza y al primer día, la talentosa campeona de Europa sufrió un retorno al pasado.

Los Mundiales no son cómo empiezan sino cómo acaban y si no que se lo pregunten a Italia hace cuatro años. Pero nadie, ni siquiera el sosegado Del Bosque, temió iniciar la aventura surafricana de manera tan cruel. No por el juego de La Roja, especialmente en la primera mitad donde sí que estuvo a la altura de su nombre, pero sin remate, sino por lo mucho que se le ha complicado la vida.

Esa derrota sorprendente, que Suiza se encontró con un gol de carámbola y tras un despiste defensivo, deja a España, una de las grandes candidatas, maldiciendo su falta de eficacia y haciendo cuentas. Cuando jugó bien --en la primera mitad fue fiel a su estilo-- no tuvo remate. Cuando tuvo remate --en la segunda parte apeló, como reconoció luego Del Bosque a la heroica -- no tuvo puntería.

España exhibió las señas de identidad que le han hecho una de las grandes candidatas al título. El balón era suyo, pero no la imaginación. Ni con plan A --el estilo Barça-- ni con plan B --con extremos, Navas y Pedro, junto a Torres-- halló la llave de la muralla suiza. Buscó mucho, pero no encontró nada.

Y de repente, en un desajuste defensivo, en una rupestre jugada, se asomó al abismo. El portero saca, un suizo descuelga la pelota del aire y Gelson Fernandez, un jugador que no tiene pinta de helvético --nació en Cabo Verde--, puso tiritando a todo un país. "Es una verdadera desgracia futbolística, no la merecíamos", dijo después Xavi. "De 20 partidos así, ganamos 19. Los suizos con media oportunidad han hecho un gol, han tenido mucha fortuna", se lamentó luego una de las vacas sagradas . Xavi fue uno de los primeros en entrar en el vestuario para levantar a un grupo abatido.

No le faltaba razón al hombre que ha disputado ya tres Mundiales. España no mereció perder. Pero perdió, tal vez, el partido más importante. Cuando el mundo esperaba ansioso la aparición del campeón de Europa, descubrió en Durban a un equipo que no renegó de sus raíces, pero sí abdicó de su acierto. "Es una contrariedad, nos faltó precisión", confesó Del Bosque. "Pero cuando uno se cae, debe levantarse al instante y rebelarse contra lo que le pasa", dijo el seleccionador español.

SIN MARGEN DE ERROR Un equipo que tenía aire de invencible (solo había encajado una derrota, también en Suráfrica hace un año) se desmoronó en el momento más inesperado. De pronto, el castillo de ilusiones, construido sobre una base muy sólida, estalló por una desgracia. Un balón largo, un rebote, la ceja de Gerard Piqué abierta --recibió luego dos puntos--, otro rebote y Iker Casillas por los suelos.

Un gol, el de Suiza, el de Fernandes, que deja a España sin margen de error. Si tenía alguna bala en la recámara, que no suele haber en un Mundial, la ha gastado el primer día, incapaz de plasmar su buen juego y su dominio casi insultante con goles.

RECUPERACION Acabado el partido, bajo el hermoso arco del estadio de Durban y mientras la extravagante y pintoresca afición de La Roja desfilaba deprimida, un grupo de jugadores se reunían en el vestuario. Y Del Bosque, tipo experto como técnico, aunque también debutante en un Mundial, acudió al manual. "Tranquilos, chicos. Hay que olvidarlo ya y levantarse", fue el mensaje que lanzó el seleccionador, consciente de que los dos decisivos partidos que le quedan a España (el del lunes en el Ellis Park de Johannesburgo ante Honduras y el del viernes 25 en Pretoria ante Chile) ya se están jugando.

Acostumbrados a vivir en el éxito tanto tiempo, Del Bosque y el equipo deben gestionar el impacto de una derrota que les ha aturdido, puede que definitivamente. Llegaron al estadio dispuestos a iniciar la gran carrera y han salido en falso. Ni un gran candidato falló tan estrepitosamente. España, sí. Nada más empezar y ya está en alerta roja.