CHILE - 1: Bravo, Medel, Ponce, Jara, Vidal, Isla, Estrada, Beausejour, Alexis Sánchez (Orellana, min. 65), Valdivia (Paredes, min. 46) y Mark González (Millar, min. 46).

ESPAÑA - 2: Iker Casillas, Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets, Xabi Alonso (Javi Martínez, min. 73), Iniesta, Xavi, Villa y Fernando Torres (Cesc, min. 55).

GOLES: 0-1, min. 24: Villa. 0-2, min. 37: Iniesta. 1-2, min. 47: Millar.

ARBITRO: Marco Rodríguez (MEX). Expulsó a Estrada en el minuto 37 por hacer una falta sin balón a Torres. Amonestó a Medel (min. 15), Ponce (min. 19) y Estrada (min. 21).

Con renuncias, dudas y todo lo que se quiera, España está en los octavos del Mundial. La Roja se alejó más que nunca de sus principios, pero asestó dos golpes mortales a Chile, que fue quien realizó la mejor propuesta. Bastaron dos apariciones de Villa e Iniesta para decidir.

Se dirá otra vez que la selección española se traicionó a sí misma por renunciar a su estilo. No tuvo más remedio porque la salida de Chile fue apabullante, No engañó a nadie Marcelo Bielsa cuando adelantó que su equipo iba a hacer lo que mejor sabe, lo que había hecho para ganar dos partidos: presionar muy arriba, apropiarse del balón a España, buscar la portería contraria sin dilación y buscar siempre el último pase con una marea de rematadores.

La agresividad y velocidad de los chilenos descolocó a España que, durante más de 20 minutos, no pudo hacer otra cosa que verlas venir. Desactivado Xavi por el marcaje al hombre de Estrada, tampoco Busquets y Xabi Alonso conectaron con los de arriba en todo ese tiempo. Bastante tenían con multiplicarse para apagar los fuegos que el conjunto suramericano intentaba prender. Solo un balón largo de Capdevila al principio estuvo a punto de ser cazado por Torres, pero Jara llegó a tiempo de desviar a córner.

El bullicio de los chilenos, sin embargo, no les dio ninguna rentabilidad. Amenazaron una y otra vez con romper a la defensa española, pero no acertaron con el gol en las dos únicas ocasiones que tuvieron en la primera parte, sobre la de Mark González, que mandó alto el balón con la derecha, su pierna mala, tras una gran jugada de Beausejour.

Todo lo contrario que España, que sin dar tres pases seguidos se vio por delante en su primer remate a puerta. Fue cosa de Villa desde su casa. A puerta vacía, eso sí, pero con toda la dificultad que entraña acertar desde esa distancia. Alonso envió para la carrera de Torres, Bravo despejó hacia el asturiano, que de primeras con la zurda embocó (m. 24).

No se sabe si el gol sorprendió más a la selección chilena o a la española. El caso es que el panorama cambió radicalmente para España, que supo aprovechar el desconcierto rival para parecerse algo más a lo que debe llevarla todavía más lejos. Torres también dejó ver un poco, no demasiado, lo que de él se espera y fue objeto de un penalti que el árbitro pasó por alto.

GOLPE DE GRACIA Fue antes de que por fin emergiera Iniesta para dar el golpe de gracia. El barcelonista había vuelto a entrar en la formación inicial tras descansar frente a Honduras, tuvo dificultades para coger la onda, pero acabó por agarrarla y firmar la jugada del partido.

El albaceteño robó en la banda derecha, entró en diagonal, conectó con Torres, que le devolvió a un toque, y abrió a la izquierda hacia Villa; el Guaje tocó atrás de nuevo hacia él y Andrés colocó sutilmente el balón con el interior del pie derecho lejos del alcance de Bravo (m. 37).

Segundo tiro a puerta, segundo gol español y mazazo definitivo para Chile, que perdió además a Estrada, quien debía haber sido expulsado antes. Chile se acercó en el marcador nada más empezar la segunda parte gracias a que Piqué desvió con la rodilla un lanzamiento del recién salido Millar (m. 47), pero no insistió demasiado por equilibrar el marcador, pendiente de Suiza en el otro partido del grupo y consciente de que algún gol más en contra podía hacer peligrar su clasificación.

Cesc Fábregas, pese a todo, tuvo el tercero a tiro, pero pifió el remate tras una internada y un pase atrás de Ramos. No hubo mucho más: solamente toque y toque, sin apenas presencia en las áreas contrarias. El objetivo estaba cumplido, aunque ambos pudieron jugar con fuego.