Mucho debería aprender el fútbol, acostumbrado a mirarse el ombligo, del rugby, un deporte con tanta o más tradición que ha dado muestras de adaptarse a las nuevas tecnologías. El árbitro es ayudado por un juez de televisión que aclara los ensayos más polémicos, sancionando a posteriori cualquier acción.

En la final del último Mundial, el 20 de octubre del 2007, Suráfrica se impuso a Inglaterra en París. En un dramático partido, el árbitro concedió un ensayo al equipo británico. Había muchas dudas a simple vista. Después de visionar 80 tomas y tras varios minutos de reflexión, se detectó el error: el jugador inglés, empujado en el placaje por un surafricano, pisó la línea lateral del campo antes de posar el balón. El fallo se subsanó. Era una jugada vital, pero la decisión final fue justa y nadie protestó.