Hace seis años, Serena Williams batió el récord de protestas en su derrota ante Jennifer Capriati en el Abierto de EEUU. La televisión demostró que Serena tenía razón en el 90% de sus quejas. El tenis tenía un problema y había que buscar una solución. En el 2005, se diseño el ojo del halcón , un sistema para pistas duras y de hierba que permite comprobar en una pantalla si una bola ha tocado en la línea o no gracias a la colocación de dispositivos electrónicos en todos los ángulos.

Desde el 2007, el sistema se utiliza en varios torneos. Los tenistas pueden desafiar a los jueces de línea en un número limitado de puntos, en los que se puede rectificar si el jugador lleva razón. "Al fútbol le hace más falta que al tenis. Deberían usar las tecnologías. Un error lo cambia todo", dijo ayer Roger Federer. Su compatriota Blatter no piensa lo mismo.