En el Café Rouge, situado en la lujosa plaza de Nelson Mandela, se intercambian cada noche impresiones sobre el Mundial. Los aficionados y la prensa de varios países hablan sobre Messi, Cristiano Ronaldo, Villa, Rooney... También sobre los robos, las malas comunicaciones y otras deficiencias de un país al que le viene grande una cita así. Entre el público se mezclan chicas de diversa procedencia. Ellas no hablan de fútbol, pero se fijan en todo. Siempre empiezan igual: "¿Hola, estás solo?" Son mujeres dispuestas a ganarse la vida con el campeonato.

La prostitución está prohibida en Suráfrica y es un delito tipificado en el Código Penal, con fuertes multas, además de continuas vejaciones y abusos de poder. Se especuló con una posible despenalización, pero ha sido imposible. Al menos, durante el Mundial, la policía ha decidido dar un mes de tregua.

No importa que haga frío. Cuando se pone el sol, a las seis de la tarde, empiezan a ubicarse en rincones estratégicos. Y ahí están hasta las cuatro de la madrugada, cuando el termómetro se sitúa bajo cero. Las hay de todo tipo y edad. En las afueras del hotel Michelangelo, donde se aloja el presidente de la FIFA Joseph Blatter, son frecuentes, como en todos los hoteles más lujosos. Lógico.

Zola es una de las chicas que está en el Café Rouge. Sabe que el torneo reúne a ricachones dispuestos a dejarse el bolsillo por sexo. Pide 1.300 rands (unos 135 euros) por servicio, un precio inimaginable si no hubiera un Mundial de por medio. Luego, los clientes regatean más que Messi. A 11 kilómetros, en Hillbrow, el barrio más peligroso, la tarifa puede reducirse a 50 rands (apenas 5 euros). Allí se centra el mercado nigeriano.

Preservativos gratuitos

Según la prensa surafricana, el Mundial ha significado el desembarco de 40.000 prostitutas en Suráfrica. Sin embargo, el temor a las autoridades hace que visiblemente parezcan muchas menos. Saben ubicarse y tienen controlados los espacios más productivos. "Ojalá nos hubieran creado zonas seguras para ejercer nuestro trabajo, pero aquí es imposible", dice Zola. Han llegado meretrices de todo el mundo, que operan tanto en la calle como en burdeles. Las hay de Zimbawe, Mozambique, Rumanía, Rusia, Indonesia, China...

Pero el sexo no es una broma en Suráfrica, el país con más sida del mundo. Se estima que 5,7 millones de personas viven con el VIH, 500.000 se infectan cada año y el 35% de mujeres porta el virus. Las autoridades temen que estos niveles se disparen durante el Mundial y por eso han intensificado el reparto de preservativos.