Vale que no hay nada perdido, vale que quedan dos partidos más para arreglar la gran sorpresa de la primera semana del Mundial, pero ningún jugador de España podía disimular la cara de circunstancias tras una dolorosa e inesperada derrota ante un rival de segunda fila. "Nadie se lo esperaba, pero la competición ha demostrado lo que llevamos diciendo hace tiempo: no hay ningún rival fácil", decía David Villa.

También Iker Casillas hacía cara de no entender nada. "Es un mazazo. Es ilógico lo que ha pasado. Lo que hemos hecho mal es lo mínimo y en cambio el castigo ha sido mayúsculo", dijo en referencia al gol de carambola del conjunto helvético. "España ha sido fiel a su juego y creo que este es el mejor eslogan para que la afición esté tranquila", añadió el capitán, que recordó que en un Mundial "cualquier detalle" puede suponer la eliminación.

Andrés Iniesta apeló a mantener la tranquilidad. "No hay que volverse locos. Es un traspié importante, pero tenemos dos partidos para arreglarlo", afirmó el centrocampista, que fue sustituido tras sufrir un golpe y unos calambres que hicieron temer por una nueva recaída. "Ha sido un golpe en el lateral, pero no es nada importante. Los minutos iban pasando y la fatiga estaba ahí", explicó el azulgrana.

SIN REPROCHES Sergio Ramos justificó la derrota en la "ilógica del fútbol". "El fútbol tiene estas cosas, no hemos tenido suerte cara al gol", lamentó el defensa blanco, quien consideró que no se puede criticar a la selección por este mal inicio. "No se puede reprochar nada al equipo. Lo hemos intentado todo y no ha salido nada", reiteró.

Sergio Busquets no salía de su asombro. "Hemos sido mejores, hemos controlado, hemos tenido más ocasiones, pero hemos perdido. Nos vamos con cara de tontos", afirmó gráficamente el centrocampista, que no obstante, es optimista: "Ganaremos los dos próximos partidos y nos meteremos en octavos de final".