El local en el que hace una década se encontraban las instalaciones de los minicines Olympo podrían albergar las aulas de la escuela municipal de música a partir del próximo curso, según informó ayer la responsable de Educación en el ayuntamiento, María Milagros Rodicio.

Como ya informó hace unos días la primera teniente de alcalde, María Victoria Villalba, el ayuntamiento negocia la posibilidad de adquirir este inmueble para poder cubrir las necesidades de espacio de los profesores y de los 150 alumnos que aprenden música en la localidad, enseñanza que actualmente se ven obligados a recibir en las aulas del colegio Campo Arañuelo.

CUATRO AULAS El local, cuyas instalaciones ya cuentan con el visto bueno del alcalde Rafael Mateos y las concejales Villalba y Rodicio, el arquitecto municipal y el director de la escuela de música que lo han visitado, mide unos 250 metros cuadrados aproximadamente que podrían convertirse en un aula para lenguaje musical (de grandes dimensiones) y otras tres más pequeñas que servirían para impartir las clases de instrumentos musicales. Según Rodicio el edificio tiene también posibilidades "para utilizar una de las salas como auditorio de música".

Otra de las ventajas con las que cuenta el inmueble es que es un espacio totalmente insonorizado, aunque es necesario realizar unas reformas. Según la edil de Educación "la obra es fácil de acomenter, ya que sólo habría que tabicar y reponer las partes en las que se ha perdido la insonorización", por lo que hasta el próximo curso no se trasladara la escuela. Para sufragar los gastos que se deriven el consistorio intentará buscar financiación de la Junta.

UNA VIEJA REIVINDICACION El director del centro, Juan Sebastián, opina sobre el sitio que le ha gusta mucho, y subraya que "nos vendría casi ideal aunque necesita una reforma".

El traslado aún no está cerrado, pues los responsables municipales aún se encuentran en trámites de negociación, pero la concejal de Educación asegura que "si no es éste será otro lugar, porque somos conscientes de la necesidad que hay".

El hecho de tener un espacio propio en el municipio donde aprender música es una vieja reivindicación del colectivo de amantes de la música que comenzó su actividad en el edificio de la Fundación Concha y que en los últimos tiempos practican en las aulas del colegio Campo Arañuelo. Además hay que añadir que cada año son más los que desean asistir a estas clases. Este curso la demanda a superado las plazas ofertadas.