Concluyeron los actos organizados en honor a san Isidro. Ayer se celebró la esperada romería, en la que, como es tradicional, se traslada al Santo hasta la finca El Berrocal, propiedad de Nicolás Mateos quien colabora altruistamente cediendo las instalaciones.

El centenar de fieles que aguardaba en la finca la llegada de san Isidro fueron testigos de una curiosa estampa, en la que colaboró el efecto óptico creado por el muro que separa la carretera de la finca. Y es que ni el coche ni el remolque en el que viajaba el santo se veían, tan sólo su imagen, en lo alto, tras el muro, que se acercaba hacia los devotos a gran velocidad. Sin duda, más de uno de los presentes recordó largometrajes nacionales en los que se reflejaban escenas similares.

Una vez que hizo su entrada en el recinto, fue recibido con una gran ovación. Seguidamente, se llevó a cabo una misa de campaña, oficiada por Don David y cantada por El Encinar, a la que siguió una degustación de pinchos calientes y la suelta de una vaquilla.

Incluso el propio párroco pudo sufrir un revolcón, tras salir a la plaza con un megáfono a la voz de "abrid paso, que soy el apoderado". Una vez más hizo gala de su buen humor. Vicenta Redondo y Juan Carlos Garzón, dos de los 16 mayordomos que este año se han encargado de la organización, mostraron su satisfacción por el desarrollo de los actos festivos.