Cientos de personas despidieron ayer en Talayuela a Domingo Cordero Serradilla, el hombre que perdió la vida en la noche del martes tras precipitarse al vacío el autogiro en el que viajaba junto a Jesús Silvestre Gili Bonet, que también falleció.

Vecinos de Talayuela, donde reside la mayor parte de su familia, y de Navalmoral de la Mata, donde regentaba un restaurante, participaron en el multitudinario funeral de despedida de Domingo Cordero, de 53 años de edad. Instructor de vuelo, tenía una larga experiencia como piloto de ultraligeros de distintos modelos. En el momento de perder la vida viajaba junto a Jesús Silvestre Gili Bonet, de 40 años y natural de Agramunt (Lérida), cuyos restos mortales fueron trasladados en la tarde de ayer hasta su municipio natal. El aparato en el que viajaban, un autogiro modelo Racks 2000 inyección, era propiedad de Gili Bonet, que lo había adquirido recientemente y se había desplazado a Navalmoral de la Mata para que Cordero se lo pusiera a punto. El padre de Gili Bonet presenció el accidente y sufrió una crisis de ansidedad, por lo que hubo de ser trasladado al Hospital Campo Arañuelo. Ayer, mientras se practicaba la autopsia a los cadáveres, recibió el pésame y la solidaridad de cientos de vecinos de Navalmoral de la Mata y Talayuela que se desplazaron al tanatorio para acompañar a la familia de Cordero.

La Policía Judicial trabajaba ayer en la elaboración de un informe, para lo que cuenta con el testimonio de tres personas que presenciaron el accidente. Según un testigo presencial, el autogiro disponía de mandos para dos pilotos, y fue probado por Cordero, que era considerado un experto en el ajuste técnico de este tipo de aparatos.

Los bomberos de Navalmoral confirmaron ayer que el aparato cayó boca abajo y que los dos ocupantes llevaban puesto el cinturón de seguridad. Sin embargo, en lugar de estar situados en paralelo, los cadáveres estaban uno delante del otro, probablemente como consecuencia del impacto sufrido contra el suelo. Los dos cuerpos quedaron calcinados tras chocar el autogiro contra el suelo y producirse un incendio que, además de carbonizar el aparato, quemó una hectárea y media de pasto y 120 pacas de paja. Un testigo presencial relató a la Guardia Civil que tras el choque del aparato, al menos uno de los fallecidos se encontraba con vida.

Según varios expertos consultados ayer, cabe la posibilidad de que el autogiro se diese la vuelta en el aire tras un movimiento brusco de timón.