Tsakhiagiin Elbegdorj, candidato del hasta ahora opositor Partido Democrático (PD), fue investido hoy como nuevo presidente de Mongolia, rompiendo así con casi un siglo de hegemonía comunista en el país asiático. Según la agencia oficial de noticias Montsame, la ceremonia se celebró hoy en el Gran Hural (cámara baja) de Ulan Bator con la presencia de representantes de 16 países, entre ellos China y España.

Elbegdorj, educado en la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard, juró el cargo con el traje nacional mongol, formado por una túnica de cachemir, botas y el sombrero tradicional. Durante la sesión, el nuevo presidente pronunció un discurso televisado a todo el país en el que hizo una llamada a la unidad nacional.

"Trabajaré para satisfacer la confianza de aquellos que me apoyaron y también trabajaré para ganarme la confianza de los que no lo hicieron", aseguró el mandatario. Posteriormente, ya como máximo mandatario del país, presidió un desfile de tropas militares en el centro de la capital y un festival de música y danza, al que acudieron más de 20.000 personas.

Elbegdorj se impuso en las elecciones del pasado 25 de mayo por un 51 por ciento de los votos frente al hasta ahora presidente, Nambariin Enkhbayar, del Partido de la Revolución Popular de Mongolia (PRPM), que logró un 47 por ciento. Nacido en 1963 y periodista de formación, fue vicepresidente del Parlamento mongol entre 1996 y 1998 y posteriormente ocupó de forma fugaz el cargo de primer ministro, puesto para el que volvió a ser reelegido en 2004.

Hijo de un veterano de guerra y una pastora, después de ver realizado su sueño periodístico, el líder de la revolución pacífica que puso fin a 85 años de comunismo, estudió economía en 2001 en la Universidad de Boulder (Colorado, EEUU) y posteriormente realizó un máster en Administraciones Públicas en la de Harvard. Durante su primer mandato, de cuatro años, Elbegdorj tendrá que hacer realidad las promesas anticorrupción que ha promovido durante su populista campaña electoral.

Entre los asuntos más sensibles a tratar tras su llegada al poder se encuentra el rico sector minero mongol, pues el nuevo presidente ya mostró sus intenciones de renegociar los acuerdos sobre cobre, oro, uranio, plomo y carbón con los inversores extranjeros. El periódico "Ulan Bator Post" informó la semana pasada de que el gobierno mongol ordenó el cese de la licencia para operar una mina de oro en Boroo, situada a 110 kilómetros de la capital y explotada por la firma canadiense Centerra Gold, a causa del "mal uso del terreno y los procesos improcedentes" que se realizaban.

Mongolia tiene apenas 3 millones de habitantes, de los que un tercio vive por debajo del umbral internacional de la pobreza, y ocupa el puesto 114 de 177 en el último informe de desarrollo humano de la ONU, a pesar de su riqueza en minerales. Durante 70 años, Mongolia vivió a la sombra de la Unión Soviética como una de sus repúblicas, pese a mantener la independencia de facto y con el PRPM como único partido.