A medida que avanza el proyecto municipal de peatonalización del centro de Cáceres, se adivina con más claridad hasta qué punto la improvisación preside algunas de las decisiones que se adoptan.

A estas alturas, todos debemos tener claro en esta ciudad que la restricción al tráfico de la mayor parte posible del casco viejo tiene más factores positivos que negativos. La peatonalización es una tendencia de todas las ciudades históricas en España y Europa, y existen abundantes ejemplos que demuestran que ésta beneficia tanto a comerciantes como a vecinos y turistas.

El equipo de gobierno local, por tanto, acierta de pleno cuando propone peatonalizar otra veintena de calles y plazas del centro. De la misma forma, al concejal del área, Santos Parra, no se le puede negar la transparencia con que está desarrollando el proceso previo y su voluntad de informar hasta el último detalle, antes de tomar decisiones, a los colectivos vecinales y empresariales más afectados.

El problema es que los pasos que se dan no van acompañados de un necesario plan global de actuaciones que prevea, entre otras cosas, por escrito y sin improvisaciones, los plazos, qué alternativas se darán al tráfico, cuándos aparcamientos se contemplan y en qué emplazamientos.